29/05/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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El dúo Torrent–Torra, y el acompañamiento, después de marear la perdiz y con la escenificación oportuna, ayudados por los entremeses autóctonos, la comedia belga y el esperpento finlandés y alemán, han concluido que deben escribir nuevos capítulos secesionistas hasta conseguir la total autodestrucción y si al mismo tiempo consiguen que Hispania se desmembre, destruya y sufra las consecuencias, el espectáculo habrá tenido un éxito incomparable porque habrán obtenido lo que la Leyenda Negra no logró en su momento.

Nos preguntamos, una y otra vez, por qué habrá sucedido. Cuáles han sido las causas que nos han llevado a tan gran despropósito.

Son variadas y muchas de ellas demasiado repetitivas a lo largo de nuestra Historia, pero no obstante vamos a incidir en alguna.

1.- El origen está en la deficiente actuación de los diversos Gobiernos que no han corregido la deriva nacionalista que siempre se ha caracterizado por tener en el punto de mira la unidad española, concediendo traspasos de competencias que nunca deberían haberse realizado como la sanidad, la educación e incluso otras de interior y administración de puertos y aeropuertos, además de prebendas presupuestarios a cambio del mercadeo de votos, traicionando así a los bien intencionados ciudadanos del espectro ideológico de ambas orillas.

2.- El hispanicidio se ha ido completando con la colaboración de una derecha timorata y desubicada que ha ido a remolque de las circunstancias y a la que siempre le ha importado más que no la identifiquen con etapas anteriores y con un falso fachismo muy recurrente por parte de la izquierda.

3.- Una izquierda que no ha sabido superar los traumas de una contienda civil vergonzosa que enfrentó a facciones ideológicas que no supieron oír a personajes de la república que preconizaban el entendimiento y que con saña unos y otros destruyeron y les hicieron desaparecer de forma ignominiosa.

4.- Ese virus de destrucción, cainita y sectario, ha permanecido en sectores de gentes populistas avivado por la ambición de un sector capitalista que tiene como norte y guía acaparar en época de bonanza y seguir engrosando sus alforjas en las crisis, sin importarle la angustia de una parte de la población que sufre las consecuencias de sus desvaríos.

5.- Un experimento de sedición que va aumentando merced a la deficiente aplicación de los mecanismos políticos que dispone un ejecutivo en minoría y débil, con personajes que se atornillan a los sillones, rodeados de corrupción sin cuento y demostrada, que sólo saben aumentar la presión fiscal de los ciudadanos hasta extremos insospechados y que son expertos en aumentar la rabia y el despecho de aquellos que se ven traicionados por unos políticos que no tienen en cuenta la importancia de los votos y traicionan el programa político presentado.

6.- Una falta de responsabilidad y cordura para lograr acuerdos y pactos porque ante todo ponen siempre por delante el partido a la nación, los intereses particulares a los generales y se olvidan de algo esencial en el comportamiento humano como es la ética.

No vamos a seguir desgranando más motivos porque hay uno que es esencial y se centra en la educación de un pueblo, abandonada hace tiempo ,deteriorada y maltratada , además de manipulada a conciencia por todos y utilizada como banderín y atizador de ideas.

Nos ha llevado todo esto a la situación actual y que sufran en sus carnes la ignorancia de su propia historia sectores importantes de la sociedad, así como el vapuleo ideológico de sectores interesados y el desconocimiento de gentes que se dedican a la política en la resolución de problemas de forma descerebrada.

Todo ello nos lleva a contemplar una situación muy grave, de consecuencias imprevisibles para todos, de la que ya tenemos experiencia histórica y que tendría remedio si personas adecuadas e hicieran cargo de los destinos de España.

Actualmente lo que pide la mayoría es que en ese timón haya personas con ideas, resolutivas, que no les tiemble el pulso y que tengan como objetivo el progreso, el acuerdo positivo y las reformas necesarias para que nos dure la concordia muchos años, además de anteponer el interés público al egoísmo personal y sectario
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