21/02/2022
 Actualizado a 21/02/2022
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Las circunstancias, las recientes elecciones del día 13, parece que invitan a terciar en la diatriba de con quién debería pactar, para gobernar, el partido ganador, en esta caso el Popular. Se abre un abanico de posibilidades que, en realidad, se reducen a dos: o el PP pacta con Vox, o el PSOE se abstiene y deja gobernar al ganador. La primera opción es bien vista por parte del PP, la presidenta de Madrid, y mal vista por su líder, el semileonés Pablo Casado. La segunda es bien vista porel alcalde Valladolid y mal por los socios a la izquierda que mantienen el gobierno del PSOE de Pedro Sánchez.

¿Y qué es lo que opina usted, Sr. Opinador? Pues que muy poco o nada podría ser susceptible de cambiar para mejor para los leoneses en cualquiera de las dos opciones. Y es que ya resulta evidente lo que sospechábamos desde que, cuando la transición, se nos metió dentro de un paquete autonómico, denominado Castilla y León, con el claro fin de neutralizar nuestro ya escaso potencial político, como resultó ser cuando la realidad abrió el paquete y surgió la despoblación, el cierre de la minería, y el envejecimiento como la octava plaga de Egipto.

Ahora: «la muerte exilia a los que quedamos vivos» como escribe nuestro Luis Mateo en su libro: ‘Azul serenidad’. (pág: 67) dedicado a la muerte de los seres queridos. Y los leoneses que quedamos vivos nos vemos privados de colaborar a decidir el destino de una patria que sigue siendo la nuestra, pese a quien pese, y que mantenemos vínculos indelebles con un pasado que sigue siendo presente y que será, sin duda, futuro para otras generaciones con más suerte que la nuestra, a la que cogió de lleno la inmigración.

¿Si no estamos muertos todavía, ni tampoco hemos dejado de ser leoneses, ni somos catalanes, ni vascos, ni madrileños, por qué se nos priva de este derecho fundamental? Como predica el que reivindica el derecho de los ancianos ante la banca excesivamente mecanizada: «Somos viejos, pero no tontos». Echamos de menos el derecho a decidir. Reivindicamos ese placer. Sentimos esa escasez.Y como también escribe nuestro Luis Mateo, (en este caso en su libro Invenciones y recuerdos: «La escasez acrecienta el valor de lo que se tiene, de lo que se disfruta, intensifica el placer porque hay que aprovecharlo cuando no sobra».

Todo se agravó cuando, desde dentro, algunosmaldicientes comenzaron a tildarnos de «leoneses de sábado a lunes» El derecho a decidir nos debe ser restituido a los emigrantes, y si no, regresaremos. ¡Buenos somos nosotros!
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