El viñedo ecológico pisa fuerte

El 60% de la producción se dedica a la exportación, sobre todo en el centro de Europa y recientemente en Estados Unidos

Ical
31/10/2015
 Actualizado a 13/09/2019
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El cultivo de viñedo ecológico creció un 44,5 por ciento en hectáreas hasta llegar a las 2.035 y en un 114,8 por ciento el número bodegas en los últimos cinco años en la Comunidad, con 58 instalaciones productoras. Así lo ponen de manifiesto los datos comparativos entre 2010 y 2014 facilitados por el Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, organismo público que depende de la Junta y que se encarga de controlar y certificar la producción.

La evolución ha sido constante en el último quinquenio ya que en 2010 la superficie de cultivo era de 1.408 hectáreas y las bodegas alcanzaban la cifra de 27. Valladolid es la provincia con mayor número de viñedos ecológicos y productores, con 837,87 hectáreas plantadas y un total de 22 bodegas. Le siguen Burgos con 555,3 hectáreas y 12 bodegas; Zamora con 332,7 hectáreas y 11 bodegas; León con 107,1 hectáreas y siete bodegas; y Segovia, con 160.9 hectáreas y cuatro bodegas.

Las explotaciones de vino ecológico no utilizan productos químicos de síntesis ni fertilizantes orgánicos, con el fin de lograr una menor contaminación del suelo de cultivo y la inexistencia de cualquier residuo en el producto final. Además, deben controlar que no se contamine el viñedo con otros componentes que puedan utilizarse en fincas aledañas.

La regulación de la producción ecológica se inició en España en el año 1989 y fue en 1991 cuando la Unión Europea redactó el primer reglamento al respecto, de aplicación directa para todos los estados miembros, controlándose desde el Estado su cumplimiento. A partir de 1995 se transfirió la competencia de control y certificación a Castilla y León al igual que se hizo con otras comunidades y, a través de la Consejería del ramo, se creó el Consejo de Agricultura Ecológica como autoridad de control y verificación del cumplimiento de la normativa.

Según explica la directora técnica de este organismo público en la Comunidad, Encarna Olmo, quien voluntariamente solicita el control de un viñedo ecológico, al tratarse de un cultivo perenne, “tiene que adaptarse a un periodo de prueba durante tres años previos a la primera cosecha en la que ya se podrá contar con la certificación del vino obtenido”.

Antes, recuerda, en el primer año de plantación la producción obtenida se puede vender y procesar, pero no tendrá ninguna indicación en el etiquetado que la califique como ecológica. En el segundo año ya puede reseñarse que se trata de un vino en conversión hacia la agricultura ecológica, aunque no puede figurar aún el logo de la Unión Europea. Solo se indica que se trata de un producto que está en proceso de transición y lleva cumpliendo más de un año el reglamento. “Una vez superado el trienio, y si todo ha sido correcto y conforme a la normativa europea, cuando salga el vino al mercado ya contará con el sello que lo distingue como ecológico”, agrega Olmo.

Asimismo, afirma que desde 2013 se cambió el reglamento de producción ecológica y, junto a la autoridad de control y certificación pública del Consejo de Agricultura Ecológica, se abrió la posibilidad de pudiesen realizar también esta labor empresas privadas. “Ellos también son ahora organismos de certificación, pero nosotros sumamos otras funciones como la de promoción o difusión del vino ecológico, entre otras”, expone.
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