El villafranquino que inventó el cine ¿olvidado por generoso?

Mariano Díez Tobar, fraile burgalés de los Padres Paules que vivió buena parte de su vida en Villafranca del Bierzo y fue director del colegio, fue el primero en presentar el cinematógrafo tres años antes que los Lumière, a los que parece que "regaló" la idea como generalmente hacía con otros muchos inventos de un verdadero genio

David Rubio
04/09/2022
 Actualizado a 04/09/2022
Imagen del padre Mariano Díez Tobar, a la derecha. | L.N.C.
Imagen del padre Mariano Díez Tobar, a la derecha. | L.N.C.
El Festival de Cine de Astorga ha querido rendir homenajeen su emblemática 25 edición al que muchos reivindican como "inventor del cine", Mariano Díez Tobar (o Tovar, de ambas maneras aparece en los documentos), un fraile de los padres Paules, nacido en el pueblo burgalés de Tardajos y durante muchos años afincado en Villafranca del Bierzo, cuyo colegio dirigió y donde falleció aunque su muerte se produjera en Madrid donde fue trasladado de urgencia ante una súbita enfermedad. El Festival entregará el reconocimiento a dos representantes de los Padres Paules del convento de Baños de Molgas (Orense) en cuyo museo se guarda precisamente el cinematógrafo construido por Díez Tobar y que seguramente fue el primer cinematógrafo de la historia.

Como complemento a este homenaje la primera conferencia del Festival estuvo dedicada precisamente a Díez Tobar e impartida por nuestro compañero de la sección de Culturas, Fulgencio Fernández, quien comenzó reconociendo que era para él muy especial la figura del fraile Paul pues "quien me puso sobre la pista de este verdadero genio fue alguien también muy especial y villafranquino, Ramón Carnicer, quien me entregó algunos recortes y documentos que había reunido pues estaba fascinado con su figura. A Carnicer le gustaba escribir cartas y en una me decía: Sigue la pista de Mariano Díez Tobar, fraile burgalés destinado en Villafranca, inventor, científico, sabio, hombre discreto y generoso, que ésta es la definición que me regaló mi tío Bernardo, de tan triste final…".

A la conferencia acude Flamareau, ingeniero que trabaja para los Lumiére, al que Tobar explicó la fórmula matemática que hacía posible el paso de las imágenes por el obturadorSe refería el escritor a un tío suyo, cura, preso en San Marcos y fusilado después, que había conocido y admirado al inventor, no solo del cine, sino de otros increíbles artilugios. Añadía Carnicer que, como todas sus palabras, la de regalo no estaba elegida al azar pues en la generosidad de un regalo parece que está la clave de porqué Díez Tobar puede haber caído en el más absoluto de los olvidos, salvo honrosas excepciones, en beneficio de los hermanos Lumière.

Vaya por delante la clave delasunto. En 1892 Mariano Díez Tobar presentó en Murguía primero y en Bilbao después el cinematógrafo. A la segunda conferencia acudió un enviado de los Lumière, que se entrevistó largo y tendido con el fraile burgalés y se llevó la clave del invento: La fórmula matemática que resolvía el gran problema que tenían quienesentonces investigaban en este campo, acompasar el movimiento a la realidad; es decir, que ni parecieran corriendo al andar ni al revés. En ello trabajaban gente como  los hermanos Skladanowski en Alemania, los Lumière en Francia o el propio Edison en Estados Unidos.

La clave del problema era realmente matemático, como bien apuntaba el director de cine Rodrigo Cortés, que fue uno de los pocos que se ocupó por la figura de este inventor y pionero.



En todo este proceso hay una fecha clave, 1892, y un hecho, la conferencia de Mariano Díez Tobar en Munguía, en cuyo colegio de la congregación estaba destinado. "De aquella conferencia se podría esperar nulo interés ante el desconocimiento del aparato, el largo título de la charla y hasta el anonimato del conferenciante, un joven y desconocido profesor. Sin embargo, fue tal el éxito y el entusiasmo que tuvo que repetirla unas semanas más tarde en Bilbao, con la misma entusiasta acogida", recordó nuestro compañero en su charla, antes de desvelar el largo título de la misma: "El cinematógrafo: descripción del aparato por el que las imágenes de las personas, lo mismo que las demás cosas, sea que en el acto existan, sea que ya no existan, aparecen al vivo y como si fueran la realidad, con sus colores, movimientos, etc., ante nuestra vista". Tal cual, un título largo, ciertamente, pero que ofrece muchas claves de lo que allí contó.

El inesperado éxito de aquella conferencia propició que se repitiera en Bilbao y allí ocurre un hecho fundamental en esta historia, la presencia de un enviado de los hermanos Lumière que, de alguna manera, se habían enterado de la presentación del invento del joven fraile español. "Se da por ‘prácticamente seguro’ que entre los asistentes en Bilbao se encontraba el ingeniero francés A. Flamereau, que trabajaba para los Lumière y al que el fraile burgalés entregó y explicó la fórmula matemática que haría posible el paso de las imágenes por el obturador, base del éxito de los Lumiere".

Sobre el contenido de esta ‘misteriosa’reunión escribía J.M. Sadurní en un artículo del National Geographic: "Durante la reunión, el sacerdote detalló a Flamereau algunas cuestiones técnicas acerca del cinematógrafo y de lo que entonces constituía el problema industrial de la fotografía, de las fabulosas ganancias que había de acrecentar la fortuna de los explotadores una vez dada la ansiada solución a la cronofotografía. Hablaron de la sucesión de las fotografías, no con movimiento continuo, sino con intermitencia o intervalos de reposo, para que, aprovechando la inercia de la retina, quedase tiempo para sucederse unas a otras y producir así la ilusión de movimiento», para reconocer que «muy poco más sabemos acerca de esa misteriosa reunión, solo que cuando el representante de los Lumière regresó a Francia hizo construir la máquina que años más tarde consolidaría a los hermanos franceses como los inventores del cine". Concretamente en 1895.

¿Cómo es posible un regalo así? Ahí entra en juego la singular personalidad de Mariano Díez Tobar, fascinado por la ciencia, las matemáticas, la física... pero absolutamente ajeno a todo lo material, la comercialización, el dinero. De hecho no patentó ninguno de sus inventos, que fueron muchos y diversos, algunos "muy comerciales" pero, iba aún más allá, y la clave reside en unos artículos de la época que guardaba Carnicer pues admiraba la generosidad del ‘genio’. En una reseña de una de sus conferencias, publicado en El mundo científico, se explicaba: "Al final de sus conferencias, de todas, no solo de la de Murguía, el sacerdote siempre autorizaba con absoluto desinterés a cualquiera de los asistentes para que lleve a la práctica cualquiera de las ideas o conceptos que encuentre nuevos en sus charlas. E, incluso, le abundaba en los secretos que podía encerrar", como hizo con el citado Flamereau. Decía Carnicer que "el único segundo de ira que se le conoce es que fue invitado por los Lumière en 1896 a la presentación de ‘su cinematógrafo’ en Madrid y no acudió". Cabe preguntarse porqué los franceses le invitaban si no hubiera existido ninguna relación anterior.

Para abundar en la singular personalidad del fraile, que llegó a Villafranca en el año 1900 y estuvo allí hasta su muerte, en 1926 —con tan solo un paréntesis de un año destinado en Oviedo— recordando otros inventos suyos. Tal vez el más curioso fue uno para que "no se estropeara el vino", nacido de la evidencia de que estaba ocurriendo en aquella comarca vinícola berciana. Pero, atentos a otros inventos:

- Un reloj que colocaba en las clases del colegio y se ‘recargaba’ con la voz del hombre, cuando el profesor hablaba, pero también ‘se ledaba cuerda’ con los pasos del maestro. Un invento que permaneció diez años en las paredes del colegio deVillafranca dando fe de su eficacia.

- Otro reloj sin cuerda pero con esfera que marcaba las horas y minutos sin saltos en las agujas,como los demás relojes, sino de un modo continuo.

- El iconoscopio: En una ‘velada’ en Murguía describió un aparato para resolver el problema de ver las imágenes a distancia. El Mundo científico recogía años más tarde que "el aparato consta de transmisor (cámara oscura cuyo fondo está formado por una lámina delgada de sulfuro de antimonio y plomo…), receptor (otra cámara obscura cuyo fondo está formado por un cristal blanco…) y regulador sincrónico".

- El logautógrafo: Descrito en un artículo publicado en ‘La Luz de Astorga’. Aprovecha la energía de la palabra (sonido), para dejarla impresa en el papel algo que aplicó una conocida casa de máquinas de escribir.

Costruyó un reloj que funciona con la voz humana y también ‘se le da cuerda’ por los pasos que da el profesor cuando imparte sus clases; muchos años funcionó en VillafrancaY, al margen de estos inventos, también fue el creador, como director del colegio, del famoso Museo de Ciencias Naturales de Villafranca del Bierzo.

Pero no todo fue para él un camino de rosas. Sus aficiones, sus lecturas, encontraron recelos en la figura de un ‘visitador’ de la congregación y se le llegó a abrir un expediente "por hereje", de lo que tuvo que defenderse. "No tengo libro alguno de hereje ni tampoco que esté puesto en el Índice. Las obras filosóficas que más leo son: Santo Tomás, Suárez, Balmes, González (Estudios) y la Filosofía lacense; tengo la Ideología de Rosmini, pero es una edición purgada de las proposiciones ontológicas. Las obras físicas y matemáticas me parece que no ofrecerán peligro de contagio".

Pero ‘lo más grave’ del expediente es que "quemaron" toda la documentación que tenía este genio que falleció el día de Santiago de1926 cuando estando en León dando una tanda de Ejercicios Espirituales a las Hermanas de la Caridad se puso sumamente enfermo, con altísimas fiebresy aunque fue trasladado a Madrid con urgencia nada se pudo hacer. Sí se podría aún hoy, con su reivindicación.
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