El vigía de las cuencas

El monumento al minero de Fabero cumplirá el año que viene 50 años desde su colocación. La obra de Higinio Vázquez despertó recelo de inicio por su aspecto innovador y sobrio, pero con los años se ha convertido en todo un emblema y un icono de la villa y del carbón

Diana Martínez
10/07/2018
 Actualizado a 17/09/2019
El monumento al minero de Fabero, obra de Higinio Vñázquez. | D.M.
El monumento al minero de Fabero, obra de Higinio Vñázquez. | D.M.
Su rostro serio, su torso desnudo, sus pies descalzosy sus formas sobrias y cuadriculadas de un realismo abstraído que no todo el mundo entendió de inicio, se han convertido en el símbolo de Fabero y de las cuencas mineras del Bierzo.

El monumento al minero deFabero, el misterioso hombre de bronce que vigila el pueblo desde arriba, desde la posición de los dioses y de los mitos, encarna el espíritu de un territorio que se ha visto con el paso de las décadas identificado con su figura, con su perfil, con su silueta.

La sección ‘Vecinos de bronce’ visita esta semana esta escultura, obra del artista zamorano Higinio Vázquez, que en verano del año que viene cumplirá 50 años instalada.

Fue en junio de 1969 cuando se inauguró. Por allí alrededor estaba un joven faberense con inquietudes artísticas, Tomás Bañuelos, hoy reconocido escultor y profesor en la Facultad de Bellas Artes d e la Universidad Complutense.

El vio como el monumento al minero despertó cierto recelo y polémica entre algunos vecinos porque no entendían esas formas esquemáticas del bronce, esos pies descalzos y ese pecho desnudo de un monumento al minero que debía representarles a todos.

Ese «ambiente hostil», recuerda Bañuelos,quedó despejado «en una charla del artista en el edificio del viejo cine,en la que el autor se desnudó como el minero, habló del sentido de la obra, captó la atención de la gente», que comenzó a entender. A partir de ahí «el paso deltiempo hizo el resto», explica Tomás Bañuelos, para quien ver a aquella escultura supuso «una fantasía, una ilusión, que hizo surgiralgo, despertar las inquietudes que yo tenía y que coincidió con una época en la que llegó al instituto la publicidad de la Escuela de Bellas Artes» y un profesor le indicó que allí podía estar su futuro.

«El minero en un punto de referencia para mí. Uno se apoya en los símbolos para crecer, para engrandecerse por dentro, y eso es el minero para mí» apunta el ahora escultor y de aquella muchacho con potencial, que quiso conocer de inmediato al hombre que había diseñado aquella obra para su pueblo y que desde entonces ha sido uno de los referentes de su trayectoria.

Higinio Vázquez diseñó la escultura en la primavera de 1968 por encargo del entonces alcalde Manuel Orallo. La obra fue ejecutada por la fundición Codina, la más importante de España en aquel entonces.

Todos los faberenses reconocen en el monumento al minero todo un emblema para su pueblo,desde quien pueda tener altos conocimientos de arte hasta los que no, pasando por todo aquel que sin conocer a fondo los entresijos de la escultura, cuentan con cierta sensibilidad artística o los que han crecido a su lado.

Tomás Bañuelos apunta que «compositivamente es muy acertada» y sus líneas remarcan «esa fortaleza del minero con el casco, la pala, ese paquete que puede ser la lámpara o la comida, con esas características del arte con mayúsculas que va muchísimo más allá de un adorno».

Varias fueron las remodelaciones del entorno del minero que hicieron moverse a la estatua de lugar en sus cinco décadas de existencia.También tuvo un llamativo capítulo hace cinco años en el que un desafortunado intento delimpiarla para la fiesta de Santa Bárbara, culminó en un desaguisado artístico, con el minero cubierto por una capa de pintura plástica negra para cubrir los surcos y chorretones que le habían dejado los productos de limpieza corrosivos sobre la pátina del bronce.

En Santa Bárbara se adorna con una corona de flores que para muchos estaría mejor a sus pies que colgada de su cuello. Los éxitos futbolísticos de unos y otros equipos se celebran en la ‘fuente del minero’ que hay a los pies de la escultura y muchos coches de vecinos e hijos del pueblo están adornados con una pegatina de la silueta de la escultura, reforzando esa idea de emblema del pueblo.

‘El minero’ de Fabero es un vecino de bronce que no habla, pero que dice mucho.
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