El vacío como horizonte

Cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) incluye cuestiones demográficas en su calendario de difusión, no es difícil barruntar malas noticias para nuestra provincia, más que nada porque así lleva siendo desde que estalló la crisis, pero no esta del coronavirus, sino la económica, la de 2008, esa de la que nos estábamos empezando a recuperar de verdad cuando comenzó a propagarse la pandemia.

Hay veces que el drama viene por los que cogen la maleta y se van en busca de oportunidades laborales que no encuentran en su tierra. Otras veces, llega por la escasa tasa de natalidad y por el envejecimiento de la población, que deriva en un mayor número de defunciones. El caso es que León acumula ya once años de pérdida de residentes. Nuestra provincia perdió durante el pasado año 3.355 habitantes (-0,73%) y la cifra total se queda en 459.141.

Y la principal causa de esta pérdida de población se encuentra en este caso en la negatividad del saldo vegetativo de la provincia de León, es decir, en la enorme diferencia que se registra cada año entre el número de nacimientos y de muertes. Esta conclusión llega tras el análisis de los datos de migraciones, publicados también este lunes por el INE. En este caso, el balance es positivo para la provincia, es decir, llega más gente de la que se va. En todo caso, vivimos en una tierra cada vez más vaciada que sigue sin tener un horizonte claro de cara al futuro.