El turismo berciano pende de un columpio con siete iniciativas 'colgantes'

Fabero es el último en incorporarse a la moda de este tipo de turismo, pero el Bierzo cuenta con varias estructuras, una de ellas, presume de ser la mayor de España, en Librán

Mar Iglesias
29/05/2023
 Actualizado a 29/05/2023
Uno de los más exitosos, es el columpio de San Clemente.
Uno de los más exitosos, es el columpio de San Clemente.
Lo de columpiarse, lejos de la metáfora, se ha convertido en una manera de atraer al turismo. Las pequeñas rutas con mucho que decir han sido una joya inexplorada en el Bierzo hasta que se les ha puesto un reto final, el de contener un columpio mirador desde el que mirar de manera diferente. Comienzan a sumarse columpios por la geografía berciana. La última incorporación es Fabero, que ya prepara uno para ver, a modo de dron, la cuenca minera. Su presupuesto es de 7.000 euros procedentes del Plan de Pequeñas Obras del Consejo Comarcal del Bierzo y ya está listo para estrenarse en breve.

Un aliciente más para perderse por un Bierzo que también se cuelga desde un columpio muy especial, el que ha recibido ya miles de visitas en Librán, municipio de Toreno. Con sus nueve metros de altura, se dice de él que es el más alto de España, y con ese marchamo se vende, dentro de la llamada Ruta del Cañón, ya de por sí espectacular. La ruta ha sido balizada, con señales realizadas en forja y pizarra, incluyendo en las indicaciones la variedad de la vegetación existente en ese punto. Ese camino, de fácil acceso, culmina en el espectacular columpio, desde donde se pueden ver Las Carboneras. La peculiaridad de esta estructura es que ha aprovechado las estructuras mineras en un reciclaje estudiado que hace que el corazón de la mina siga latiendo en las nuevas iniciativas turísticas. Este, el de Librán, tiene sello, ya que ha sido el primer columpio homologado de Castilla y León.

Con otro estilo, llegamos a los columpios de Rimor y Villalibre de la Jurisdicción, ambos con la mano de Alberto Regueras en la firma. Ambos cuentan con estructuras aledañas que hacen que la foto sea obligada para el visitante. A ellos se accede por una ruta que se abre en Rimor, de menos de dos kilómetros que parte de la plaza del pueblo o bien desde Villalibre. Un paseo que deja buen sabor de boca, como también el de Corullón, otro columpio que mira desde lo alto al Burbia y al que se accede por la ruta del Castillo andando o por la ruta al mirador, ambas opciones sin dificultades.

Sumamos columpios en San Clemente de Valdueza, en un entorno espectacular llamado Valdecarrizo. Fue la Junta Vecinal la que decidió poner en marcha esta iniciativa encantadora a la que se accede por dos recorridos con un grado de inclinación pronunciado, lo que hace que merezcamás la pena, y con el acompañamiento único de los montes Aquilianos. Unos cuatro kilómetros son los que separan a San Clemente de su columpio, una distancia asumible y que deja el pueblo atrás para adentrarse en una zona de montaña muy especial. Hay una ruta más dura en cuanto a pendiente, más corta, la del Soto de los Quiñones, que también merece la pena.

Seguimos recorrido por los columpios bercianos para hacer parada en el de Labaniego, un pueblo con encanto en Bembibre, donde la particular senda del Mouro, que cuenta con detalles artísticos en toda su extensión de 2,5 kilómetros, incluye este columpio construido por el pedáneo, Javier Ortíz. Labaniego cuenta con multitud de senderos señalizados y se ha unido a la moda de basculares para hacer turismo.

Y un columpio más, pero esta vez puesto en marcha por una iniciativa privada, la de Bodegas Gancedo y con el fin de poder coger aire frente a los viñedos bercianos. Una experiencia enoturística que conocieron en una bodega de Ribera Sacra, con el famoso columpio sobre elCañón del Sil. El berciano está en la ladera de una de sus viñas y puede accederse a él en visita privada.

Siete iniciativas que ya hablan de éxito y que se siguen reproduciendo por toda la comarca.
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