Lo sospechaba, aunque tenía esperanzas. Luché por tierra, mar y aire. Lo intenté todo, pero no pudo ser, y lo entiendo. Después de 15 convocatorias continuadas, la realidad es la que es y no quiero darle más vueltas: el premio fue una de mis propuestas para mantener y fomentar la cultura leonesa. Se mantuvo vivo gracias a un enorme esfuerzo por mí realizado. Y duró lo que duró a pesar de los muchos sinsabores que encontramos a las orillas de los caminos por donde, supuestamente, florecen las flores silvestres de nuestros jardines culturales.
Algunos de los medios de comunicación locales no quisieron o no supieron apoyar y fomentar esta propuesta; los propios premiados (muchos de ellos) lo recibieron con emoción, sí, pero tampoco «vamos a decir que digamos», y los defensores políticos/culturales (es un decir) de este pueblo nuestro (ayuntamientos –el de León y el de pueblos cercanos a mi mundo de nacencia y de sentimientos– y la Diputación –Instituto Leonés de Cultura– no se sintieron implicados jamás con el esfuerzo que supone mantener viva una llama cultural como la que nosotros, sin ánimo de lucro, ofrecemos.
¿Qué será lo próximo? ¿Dejar al margen, también, las colecciones de los libros, discos y facsímiles que, de forma periódica, publicamos sin otro fin que hacer más «grande» la bodega cultural leonesa? ¿Dejar de publicar nuestra querida revista CamparredOnda? ¿Cerrar, en definitiva, nuestra ventana abierta a la cultura?Ay…
Para tranquilizar a todos nuestros colaboradores literarios y empresas que, con su publicidad, no están apoyando (estas sí son los héroes que luchan con nosotros), he de comunicar que, al menos, el próximo año, la revista CamparredOnda, con todo su esplendor, ya, casi, casi, está dispuesta para ser llevada a la imprenta con grandes artículos y reportajes (como siempre, con el mismo interés). Será, lo prometo, la última en caer.
Y… Todavía, de aquí a noviembre, mantengo la esperanza de que una empresa o varias o algún estamento oficial o gremio de los libreros (con el arrepentimiento de su presidenta al frente, por cerrarnos las puertas a su feria), o personas que aman esta tierra libre o que, simplemente, desean para León que la cultura tenga un gran protagonismo…
Necesitamos, en fin, a un benefactor que quiera, pueda y desee que el Premio de Reconocimiento Cultural ‘La Armonía de las Letras’ no desaparezca de forma definitiva. Dos mil euros tienen la culpa de ello. Dos mil buenas razones, que tampoco son tantas, para hacer frente a: la adquisición de la escultura de bronce que entregamos cada año al/los ganador/es, para la organización y para los insignificantes detalles que son entregados a los miembros del jurado y para la «celebración» del premio, como se merece, con los ganadores, en un banquete donde el menú, siempre, será el «plato del día». Algo singular y sencillo como no dejar en saco roto un gran acontecimiento cultural leonés.
Nos podéis escribir para cuanto se os ofrezca (incluso para darnos vuestras condolencias) a: proyectoculturalcamparredonda@gmail.com
A pesar de los pesares, yo sigo trabajando con toda la ilusión del primer día. Lástima que sea el “poderoso caballero don dinero” el que gane, poco a poco, estas batallas… nuestras.
De todo corazón, siempre vuestro.
Gregorio Fernández Castañón es escritor, fundador y director del Proyecto Cultural CamparredOnda.