El traje de sombras

30/01/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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Entre las numerosas curiosidades y nombres que esconde el mundo de los toros seguramente el más repetido, por ser el más llamativo, es el de el traje de luces para denominar el vestido que lleva el torero.

Una forma más de fijar la atención allí donde ellos quieren, de centrar la mirada sobre las luces ahora que surgen las voces que ponen el foco sobre las sombras, sobre sus trajes de sombras.

Porque, es verdad, son numerosas las sombras que tapan las luces, las vidas que no son el resplandor de los famosos matadores, aquellos a los que persiguen las revistas y mucho más...

Hay por allí muchos subalternos, mozos, currantes, banderilleros... que en la tarde de luces buscan desde la sombra un jornal que llevarse a casa, un día más ante la cara del toro para llegar, como tantos otros obreros, llegar a fin de mes. Hay incluso toreros que a duras penas logran torear más allá de tres o veces en la temporada, sueños escondidos en trajes de sombras.

Son maestros los que triunfan en el ruedo, son maestros los que han compuesto la literatura de esta que llaman fiesta, donde, por ejemplo, son capaces de creer con fe ciega que el amarillo no tiene cabida en su mundo de ritos y creencias pero sí visten de amarillo, pero nunca dirán la palabra que sustituyen por champán, limón, paja, ocre, canario, avellana, barquillo... pero, sobre todo, por oro. Que brille, como el traje de luces.
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