El traductor de Google repite "gracias"

Ya se han instalado en Villamanín las dos mujeres y tres adolescentes que han sido acogidos en el pueblo con una "cadena de solidaridad" de mucha gente

Fulgencio Fernández
17/03/2022
 Actualizado a 17/03/2022
Cinco refugiados ucranianos con algunos de los vecinos de Villamanín que los acogen. | FB VILLAMANÍN
Cinco refugiados ucranianos con algunos de los vecinos de Villamanín que los acogen. | FB VILLAMANÍN
No se sabe si los pueblos también tienen memoria y funcionan códigos que incluso desconocíamos. A ello habría que añadir una premisa incuestionable, hay muy buena gente en esta tierra y en solidaridad sí somos una potencia que se nos niega en otros campos.

Villamanín fue uno de los pueblos más cruelmente golpeados en la guerra civil española. Por ahí andan las fotografías de destrucción de Manuel Martín ‘padre’ y basta con recordar que es el único pueblo de la provincia que fue levantado íntegramente por Regiones Devastadas pues había sido arrasado.

Tal vez por ello ha sido uno de los primeros en reaccionar ante la masacre de Ucrania y cinco ciudadanos de aquel país (dos mujeres y tres adolescentes de 15 y 16 años, dos chicas y un chico) ya están instaladas en la casa que les han preparado, ya descansan de un largo viaje y muchas emociones vividas. Y la inquietud, pues han dejado allí mucha familia, incluso hermanos mayores de los adolescentes que han venido.

Y, la verdad, resulta emocionante ver cómo funciona una cadena de solidaridad que crece a cada instante.

Basta caminar por las calles de Villamanín con cualquiera de los miembros del grupo que se formó en principio, «de manera espontánea», para comprobar cómo todo el mundo se detiene a hablar con ellos, unos simplemente para darles las gracias y otras muchas —mujeres mayores con frecuencia— para preguntar «¿qué podemos hacer?». La respuesta más práctica es una cuenta solidaria que han abierto para ir cubriendo gastos futuros.

Había cinco plazas

En el origen de la historia está Camino Alonso, la enfermera, activa colaboradora de la ONG ‘Ven con nosotros’ que está trayendo autobuses de gente que huye de la guerra. En uno de ellos «quedaban cinco plazas» para los que no había destino y «llamó a Villamanín».

- Hecho.

Pensaron en el albergue de la Junta pero Julito El Canario ofreció su casa, «para entrar ya los cinco». Había que ir a Madrid a recogerlos y el entusiasta Pope ya casi estaba al volante para ir a recogerlos y en Villamanín el grupo de «amigos solidarios» iba creciendo: Cuni el del Súper llenó la nevera; comieron al llegar en el Ezequiel y esta empresa sigue ahí, como siempre, para su comarca; Charo, Luzmar, Mariví, Marta... mucha gente, sólo unos nombres pues mientras escribo se quieren sumar más.
Villamanín ha respondido como mejor se podía haber imaginado.

¿Y los recién llegados? Pope, que los trajo desde Madrid, prefirió que no hablaran de lo que dejaban atrás aunque se les leyera en los ojos a veces. Traían su perro y hasta la veterinaria se quiso sumar a la cadena solidaria vacunando y todo lo necesario a un animal que para esos chavales es mucho más que una mascota. Ahora lo que necesitan es descansar, disfrutar de la tranquilidad de esta tierra.

Y repetir en el traductor de Google la palabra que más han utilizado: «Gracias»; justa, por más que les digan «de nada».

Camino, el nombre de la solidaridad con Ezequiel ‘siempre ahí’


Camino, enfermera en Villamanín, está en el origen de esta causa solidaria. A buen seguro que ella no quiere aparecer pero es injusto olvidar a gente como ella que desde la ONG ‘Ven con Nosotros’ va y viene hasta la frontera para traer autobuses de ucranianos que huyen de la guerra y encontrarles donde vivir aquí. Como los cinco que acaban de llegar a Villamanín. En esa cadena de solidaridad siempre encuentra Camino a Embutidos Ezequiel, seguramente tampoco quiere aparecer pero sería igual de injusto no hablar de buena gente.
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