El tiempo no nos encontrará

Marta Muñiz: poeta de la realidad, de lo hermoso, del sentimiento, de lo profundo, de lo imperecedero. Marta, cuyas manos no escriben, dibujan la belleza con versos

Ruy Vega
29/12/2019
 Actualizado a 29/12/2019
Portada del libro de lectura de Ruy Vega 'Libro de la delicadeza' .
Portada del libro de lectura de Ruy Vega 'Libro de la delicadeza' .
A veces, en ciertas ocasiones, no hay más remedio que cerrar los ojos tras leer determinados versos. Instantes pasajeros que son perennes en la memoria. A ellos, precisamente a ellos, accedes cuando la tormenta llega a tus horas, a los minutos y segundos en los que la vida te empuja como ese coloso que no se detiene a mirar si aplasta algo a su paso. Y de esos instantes bellos, hermosos y realmente profundos, viven algunos sueños.

Desde hoy, algunos de esos momentos serán bañados con la hermosa melodía que el ‘Libro de la delicadeza’, de la poeta Marta Muñiz Rueda, me ha regalado.Papá, he tenido entre mis manos un libro de poesía de los que marcan, de los que llegan con profundidad certera. De esos que guardo en las estanterías más cercanas para poder acceder a él siempre que lo desee. En esos instantes de dolor, en los de alegría, en los que necesito un verso o en los que no lo necesito. En esos momentos en los que me siento, en definitiva, vivo.

Ojalá pudieras tener esta joya entre tus manos. Estoy seguro de que lo leerías, caminarías entre sus páginas como el que viaja por un sendero hermoso y lo recorre una y otra vez, tratando de captar cada hueco imperceptiblemente único.
He señalado en el texto muchos versos, tantos que no voy a ser capaz de escribírtelos en esta nueva carta. Por eso, creo que debes anotar, en tu ya largo listado de imprescindibles, este título y esta maravillosa poeta.

Papá… no lo sé, pero quizá sea cierto que estés leyendo estas cartas. Quién sabe qué guarda o esconde el infinito, quién sabe lo que hay más allá de lo desconocido o si lo que es muerte solo es ida sin regreso, pero también sin olvido y con reencuentro futuro.

Quiero empezar por unos versos tan hermosos como necesarios. Dice, en ‘Autorretrato’ que «no temas por el tiempo / no nos encontrará / si estamos abrazados». Presiento que Marta Muñiz es de esas personas que son poetas en la vida. Ya sabes, no me refiero a que escriban poesía; hablo de esas personas de gran sensibilidad que caminan observando y sintiendo el mundo allí por donde van, que no ven personas caminar, ven vidas únicas que esconden, como la suya, mil y un secretos, mil sueños, mil amores rotos. Un buen ejemplo es este otro verso, que te resalto del poema ‘Eppur si muove’: «¿Leerás algún día mi vida entre las nubes?». Y yo, precisamente, eso me pregunto, si leerás estas cartas entre las nubes.

Y es que Marta nos habla de muchas cosas, pero de entre ellas muchas veces destaca el día a día; sin duda el de ella pero también el de cada uno de nosotros. En el fondo, quizá todos seamos un poco poetas, lo que ocurre es que hay ciertas almas que lo saben y saben cómo decirlo y contarlo. «Del mismo modo que es feliz el pez / mientras no acechan ni el cebo ni la red, / yo también soy feliz / ajena y lejana al tic-tac de los relojes», nos afirma en el poema ‘Resistencia de lo efímero’. Ojalá yo pudiera vivir así, sin tiempo, sin relojes, sin instantes pasajeros que me recordasen que nada ya se detiene. Ahora, donde tú te encuentras, quizá todo sea así. Puede que sea lo mejor, ese momento, ese lugar en el que el tiempo solo es algo a olvidar.

Ojalá pudiera olvidar el tiempo, pero si algo he de olvidar que no sean los sueños. ¡No!, no quiero, no, no quiero, ¡no! Pasan los días, las semanas, los meses y los años. Las vivencias que nos hacen sentir y volar, pero también llorar y atravesar caminos sin rumbo, lugares en los que tan solo, precisamente, los sueños nos mantienen a flote. Puede que sea ese el sustento de todo aquel que ha entendido la vida como es o, por lo menos, lo ha aceptado. Qué sería de mí sin los sueños. Ellos me empujan y me aúpan hacia momentos que me facilitan volar cuando las lágrimas, fuertes como el acero y pesadas en el alma, me empujan hacia un fondo que deseo desconocer.

Lo sueños… esos sueños que me hacen pensar en momentos mejores, en los que tú todavía estás, en los que yo todavía estoy, en los que ambos reímos y sentimos las mismas gotas de lluvia (dime papá, ¿llueve allí donde estás?); sueños de fortaleza indescriptible, sueños de anhelos, sueños de profunda realidad. ¿Curioso no? Ojalá pudiera vivir entre ellos.

Dice nuestra poeta, en ‘Lisboa’, que «si para la nostalgia / ya creamos los fados / dime tú por qué sueño / cada noche contigo». Dicen que tenemos más sueños de los que somos capaces de recordar, que la mayoría de ellos se pierden en un universo finito cuando despertamos. Qué hermoso es cuando logro hacerlo despierto pues es entonces, precisamente en ese instante, cuando más cerca presiento tu alma.Nos transporta Marta, como ya lo han hecho muchos, hasta el amor. Ese sentimiento que puede que nos diferencia de otros muchos, de aquellos para los que esa palabra no es más que una entre muchas, pero que para nosotros, el amor, en todas sus formas, nos lleva a querer vivir, y revivir, aquellos momentos que siempre hemos tenido presentes, sobre todo cuando peor nos hemos sentido. Y Marta, nuestra querida Marta, lo define muy bien utilizando una única frase, un único verso que denota fuerza y certeza. Papá, ¿acaso se podría decir mejor?: «hoy vengo a hablar de amor porque estoy viva», apunta en el poema ‘Declaración de intenciones’.

Voy poco a poco ya diciéndote adiós, papá. Estoy seguro que Marta Muñiz ya estará anotada en tu lista de autoras a retener en la memoria para leer una y otra vez. Puede que allí donde ahora estás el número de libros sea infinito y tengas cada uno de los que te he ido hablando y recomendando en estas cartas, ya más tuyas que mías.

Puede que ahora tengas entre tus manos este precioso ‘Libro de la delicadeza’, escrito por una poeta de un gran talento, por alguien que ve la vida más allá de lo palpable y físico, por alguien que tiene esa belleza interior necesaria para quebrar las ataduras de lo lógico y llegar a lo hermoso.Nos dice, en su poema ‘Again’, que «si pretendes vivir / no te demores». ¿Se puede ser más acertado? A veces esperamos demasiado para hacer aquello que deseamos, cuando que los impulsos son, en la mayor parte de las ocasiones, la decisión más acertada. Sigamos nuestros impulsos y vivamos, vivamos cada día, cada segundo y cada instante, vivamos en los sueños, entre los versos y los poemas, vivamos poéticamente. ¡Vivamos! Y puede que así, precisamente viviendo el día a día, nos demos cuenta que, de aquellos que ya se han ido, lo que importa es el recuerdo, pues no es inmortal el que nunca muere, que inmortal es el que nunca se olvida.
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