El tendido de los pobres

20/04/2022
 Actualizado a 20/04/2022
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Cada tablilla tiene un dueño, cada dueño tiene un nombre, cada nombre tiene un significado, cada significado se encarna en un caballo, cada caballo salta al ruedo y causa la admiración de todos...

Son los caballos de las corridas de rejones. La belleza y la plasticidad hecha animal sobre la arena de la plaza. Y fuera de ella.

Y fuera de ella pues en el arte del rejoneo se produce un fenómeno muy curioso, o tal vez no. Los camiones que transportan a estos caballos llegan a los alrededores de la plaza con bastante tiempo de antelación, bajan a los animales y los atan en perfecta fila. No se mueven.

En ese tiempo comienza a llegar gente, simplemente para verlos, para admirar su belleza y disfrutar del momento en el que ‘el maestro’ o alguno de los integrantes se su cuadrilla monta al animal y pasea por los alrededores «para calentar». Las frases son elocuentes de lo que sienten quienes se han acercado a admirar este instante.

Es lo que se ha dado en llamar «el tendido de los pobres», esos minutos de los que se puede disfrutar sin necesidad de pasar por taquilla y tampoco por el trago de esos momentos complicados para mucha gente de sangre sobre la arena.

Sangre que casi siempre es de los toros, con la polémica que con ella acarrea, pero cuando es del caballo... además es una tragedia.
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