El talento leonés se muda a Australia

El ingeniero aeroespacial Daniel Martínez ultima los detalles para viajar a Oceanía, tras un año de experiencia laboral en Tailandia, para abrir mercado para una empresa sevillana

Ical
09/01/2021
 Actualizado a 09/01/2021
talento-leones-2-9121.jpg
talento-leones-2-9121.jpg
Daniel Martínez tiene 27 años, es leonés y quiere conocer el mundo. A su corta carrera laboral, el ingeniero aeroespacial suma un año de experiencia en Tailandia asesorando en comercio exterior a empresas españolas desde la empajada, mientras que en estos momentos ultima los detalles para irse a Australia, donde se encargará de abrir el mercado para una empresa sevillana de servicios de ingeniería.

El joven leonés estudió en Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de León, unos estudios que eligió después de decantarse por una carrera técnica porque “tenía claro que quería hacer algo relacionado por el mundo tecnológico y dentro de lo que había era de las que más buenas vibraciones me daban” a lo que se sumaba que “tenía buena salida”. Además, “parecía interesante, al final saber cómo vuela un avión está bien”, bromea.

Sin embargo, mientras cursaba su carrera se dio cuenta de que no le convencía “del todo” aunque tampoco le disgustaba, por lo que confiesa haberla terminado “un poco por inercia”. Tras ello, el siguiente paso que tomó fue hacer un máster para poder ser un ingeniero habilitado.

Durante estos estudios, asistió a una charla del Instituto de Comercio Exterior sobre un programa que llamó mucho su atención al “ofrecer la posibilidad de acceder a un máster muy ‘top’ de una forma muy barata, con una beca, y contar con dos años de estancia y trabajo en el extranjero, trabajando primero dentro de la parte comercial de la embajada para ayudar a empresas que quieren irse de España al extranjero y después con un acceso al mundo empresarial con ciertas perspectivas de acceder a puestos internacionales”.

Unas perspectivas laborales que contaban con “muchas opciones de quedarse en España en un gran número de empresas que te pedían para quedarte aquí con temas de expansión exterior”, pero también había otras que “directamente te mandaban fuera”.

Con toda esta información, Daniel decidió embarcarse en esta nueva aventura a través de un proceso que, tal y como reconoce, “es bastante exigente porque se presenta mucha gente y tiene un gran proceso selectivo con un psicotécnico, la presentación de un título de inglés y una entrevista personal”.

El ingeniero aeronáutico pasó todas esas fases y logró entrar en este máster que “no es tan difícil como se puede pensar porque no es muy complejo” pero que “te carga constantemente de mucho trabajo”. Un trabajo en el que se volcó a sabiendas de que su resultado académico quedaría reflejado en una clasificación que le permitiría elegir su destino en más de un centenar de oficinas de todo el mundo.

Oficinas que pueden encontrarse en lugares “muy diferentes”, de manera que “puedes elegir entre irte a Japón, irte a Senegal, Méjico o quedarte en Lisboa”, aunque “normalmente ir a países exóticos es más complicado porque la gente lo solicita mucho”.

Tailandia


Llegó el momento. Daniel recuerda haber quedado “bastante bien” en el listado académico, lo que le permitió elegir irse a Asia, “un sitio donde ‘a priori’ resulta más difícil acceder que, por ejemplo, Latinoamérica o Europa, ya sea por vínculos culturales o la cercanía”. Sin embargo, él optó por la opción “más difícil y que da más problemas logísticos”.

Así, el leonés que quería saber cómo volaban los aviones, cogió uno que aterrizó el día de Reyes de 2019 en Tailandia. “Fue un cambio brutal, imagínate llegar en enero a un sitio donde a las tres de la mañana hay 30 grados y una humedad terrible, ¡qué calor!”, cuenta. Tampoco olvidará de su primer día “cómo todo es diferente, especialmente los olores”, lo que supuso “un ‘shock’ bastante fuerte al principio” aunque terminó acostumbrándose, “como a todo”.

La estancia en Indonesia se prolongó durante un año en el que trabajó en la parte comercial de la embajada que ofrece “un apoyo a las empresas en un país extranjero para que, si alguien decide que Indonesia es un buen mercado para ellos, puedan tener una ayuda que les facilite bastante las cosas”.

“Está muy bien, es que tú imagínate una empresa de León que quisiera irse a Indonesia cómo lo tendría de fácil, con un idioma, una cultura y un conocimiento diferente”, detalla. Por ello, su labor se centró en “poner en contacto a empresas españolas, organizando reuniones con otras de allí, haciendo estudios de mercado o acudiendo a una feria para que expongan su producto”.

Australia


Ahora, el ingeniero se encuentra inmerso en la última fase del programa que conoció gracias a una charla del Instituto de Comercio Exterior y que le cambió la vida. Así, hace unos meses, al joven le surgió la oportunidad de irse a trabajar a Australia con una empresa sevillana de servicios de ingeniería que “quería expandir su negocio, por lo que yo me iré para allá a montar la oficina y abrir mercado”.

Sin embargo, el coronavirus irrumpió en el mundo y en la vida de Daniel e impidió su partida a Oceanía. Por eso mismo lamenta que el siguiente paso no dependa de él, a pesar de que le acaba de ser concedido el visado para poder irse a Australia”.

En su viaje a Australia, Daniel tiene las cosas claras. “Mi idea es quedarme allí un tiempo, no te hablo de 20 años, pero sí varios, porque siempre he querido ir, desde que era chiquitín, y me parece una muy buena oportunidad para ver cómo es todo aquello, aunque no será permanente, en un futuro volveré a España y me quedaré aquí, pero eso pasará cuando esté más cansado de ir y venir”.

Falta de oportunidades


Con 27 años y un extraordinario currículum, el joven leonés, que ha encontrado sus oportunidades laborales en la otra punta del mundo, reconoce que encontrarlas en su provincia natal “es bastante complicado, especialmente en carreras como ingeniería, por las que normalmente te toca emigrar, ya no te digo fuera del país, pero la tónica general es que te ves un poco obligado a irte a ciudades más grandes”.

No es su caso, él no se ha ido por obligación. Nunca estuvo entre sus prioridades quedarse en León desde un principio, aunque sí volver más adelante, sino “moverme y conocer mundo”, porque “trabajar en diferentes países te enriquece mucho y te enseña cosas muy distintas”.

“Me he ido porque estaba en mis planes, pero obviamente aquí no tendría las mismas oportunidades, aquí salvo hostelería y quizá algo relacionado con la salud o servicios públicos, no hay mucho más”, concluye.
Lo más leído