El susidio y los atorrantes

Todavía se debe acordar el conocido periodista Ignacio Carrión de la bronca que le echó Pepe el de Rodillazo por lo atorrante que se puso con el asuntode la despoblación, que entonces no era la España vaciada, aunque ya lo estaba. Al menos en el caso de Rodillazo pues ya hacía años que sólo vivía Pepe y su hermana, que desde la ventana achusmaba para ver quién era aquel señorito que hablaba con el su Pepe, que se había quedado quieto como la negrilla de Amancio regando las lechugas, que debió ahogar a una pues no movió la manguera ni medio milímetro mientras hablaba con aquel señor que preguntaba demasiado y no estaba nada claro que no anduviera indagando «para quitarnos el susidio», maliciaban ellos.

Y eso que el visitante no daba pistas. Venga a preguntar, y tumba que dale con que si estarán muy solos, si escuchan los lobos por la noche, si ven la tele o no la ven. Y Pepe no acababa de ver por dónde le entraba el agua al coco de tanta pregunta, el paisano aquel qué coños quería, menudo atorrante que se ponía con lo de se sentirán ustedes muy solos...

Hasta que a Pepe se le hinchó la manguera, la posó en el suelo, fue al grifo, lo apagó, se armó de valor y se fue al señorito, se le plantó enfrente y se lo dijo: «Mire usted, viene aquí en abril y, claro, nos pilla solos pero le digo una cosa, de despoblación nada, aquí en agosto se han llegado a juntar hasta seis y siete coches en el pueblo. Y para que vea que no le miento venga usted conmigo».

El periodista de un diario madrileño le siguió, un poco asustado, hasta la plaza y allí le enseñó Pepe el cartel que habían puesto: «No aparcar, zona de maniobras». Para que diga que no hay coches, hasta seis o siete se juntan y, claro, si solo se puede dar vuelta delante del pilón pues habrá que regularlo.

Es lo que hay. Depende cómo lo veas. Yo estoy cansado de llegar a un pueblo, preguntar cuántos son en invierno y te dicen: «No, aquí somos muchos en invierno, igual somos 15 o 20. Habrá ocho casas abiertas».

Qué sabrán ellos.