"El sueño de nueve locos dura ya 30 años"

Este curso se cumplen tres décadas desde que las religiosas de la Divina Pastora de Villafranca cedieron la gestión del colegio a una pionera cooperativa de profesores

D.M.
20/11/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Los tres profesores que forman la cooperativa, Julio César Tejedor, Cristina Corral y Sonia Carreira | D.M.
Los tres profesores que forman la cooperativa, Julio César Tejedor, Cristina Corral y Sonia Carreira | D.M.
Para buena parte de los villafranquinos siguen siendo ‘Las Monjas’, pero lo cierto es que el Divina Pastora es un colegio laico desde hace 30 años. Este curso se cumplen tres décadas desde que la Orden Religiosa de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor cediera la gestión del Colegio Divina Pastora a una, por entonces, recién creada cooperativa de profesores.

Una iniciativa pionera, ya que por entonces, y ni siquiera ahora, la fórmula del cooperativismo se estilaba como apuesta profesional en el ámbito educativo. De hecho, son contados los casos que existen hoy en día en la provincia de León.

La institución se fundó en el año 1890 atendiendo a la demanda de la alta sociedad de Villafranca del Bierzo. Funcionó primero como internado, después como colegio privado únicamente de niñas y posteriormente mixto. En los años de mayor esplendor, llegó a haber más de 300 alumnos en el colegio.

Pero tras casi un siglo de andadura, a mediados de la década de los 80, especialmente dos circunstancias hicieron a las religiosas replantearse su continuidad. Por un lado, las monjas responsables del colegio contaban ya con una edad avanzada. Por otro, el centro había dejado de ser rentable, ya que el número de alumnos había caído considerablemente.

Surgieron entonces los primeros conciertos educativos entre Ministerio de Educación, que tenía entonces las competencias en el área, y los centros privados.Los rumores sobre un posible cierre del Colegio Divina Pastora corrían como la pólvora en los corrillos villafranquinos y las religiosas reconocieron entonces a la plantilla de profesores la intención de dejar la gestión del centro.

Había dos posibilidades: indemnizar a los profesores seglares que tenían en plantilla, o respaldarles como institución, mientras creaban una figura legal para poder gestionar por su cuenta el centro de cara al futuro.

Villafranca estaba sensibilizada con el cierre reciente de otro colegio privado religioso, el de los Padres Paúles y sentía la necesidad de no perder un activo social y educativo como era el Divina Pastora.

Julio César Tejedor es ahora el director del Colegio Divina Pastora de Villafranca. Hace 30 años acababa de iniciar su carrera como docente en el colegio. Y tanto él, como varios de sus compañeros se lanzaron auna aventura que acabaría por convertirse en el futuro laboral de muchos de ellos. «Por entonces nadie sabía nada de cooperativismo. Encontramos a alguien en el Ministerio de Trabajo que nos ayudó a hacerlo todo. Muchos de nosotros sabíamos que el futuro del colegio era nuestra vida y nos volcamos», explica.

«Era el sueño de nueve locos», explica, porque de inicio fueron nueve los socios que fundaron la cooperativa enla que Las Madres del Divino Pastor dejarían la gestión de su colegio en Villafranca. La Cooperativa decidió mantener el nombre del Centro y lo puso también en su razón social ‘Sociedad Cooperativa Limitada de Enseñanza Divina Pastora’, integrada por los profesores del colegio que asumían los derechos y obligaciones correpondientes.

La Congregación respaldó la andadura de la nueva gestión en los primeros pasos. Se solicitó al Ministerio el Concierto Educativo y desde entonces el «Divina Pastora» sigue funcionando como colegio concertado.

Julio César Tejedorreconoce que «yo crecí aquí como persona y como profesional y siento el colegio como algo mío, nuestro proyecto». Hace repaso a las tres décadas y recuerda que «ese sueño de nueve locos dura ya 30 años». 30 años de momentos buenos y no tan buenos. Etapas bastante duras, recuerda.

El cierre de la empresa minera Exminesa supuso un duro palo para el colegio, ya que 30 niños se marcharon de golpe a finales de 1980, porque sus familias dejaron Villafranca, el fallecimiento de una compañera en un accidente de tráfico, además de la continua adaptación a las reformas educativas fueron golpes duros.

Pero el Director se queda con las partes buenas, «saber que estamos prestando un buen servicio cercano, que estamos apostando por el pueblo y que las familias lo reconocen».

Ahora, la Cooperativa ha cambiado de formato. Varios de los profesores de los inicios se han jubilado y con la caída de alumnos, otros se recolocaron. Ahora son tres socios, el propio Julio, Sonia Carreira y Cristina Corral, quienes forman la cooperativa, que tiene otros dos contratos con dos docentes y a una persona de cocina y servicio de comedor.

Muchas familias de Villafranca siguen confiando en esta institución «por su cercanía, por tradición y porque la Divina Pastora» sigue siendo un referente en Villafranca.

El centro organizará este curso actividades para celebrar una fecha redonda que espera seguir creciendo.
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