04/05/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Quien me conoce sabe que no me gusta el dulce. Siempre que salgo a comer fuera evito los postres, aunque reconozco y me quito el sombrero ante los grandes reposteros como Sergio González de Conrado, confitería que ha puesto a La Bañeza en el mapa como la capital universal del roscón.

Yo no iría a un restaurante por sus postres, es más, me molesta bastante cuando en el momento de elegir el menú aparece el típico enteradillo que peca de pedir poco y lo remata diciendo aquello de: ¡Eso es todo!, y si nos quedamos con hambre, ya pedimos un postre. Recuerden, si algún día les invito a comer a mi casa no vengan con la Comtessa debajo del brazo, mejor, mucho mejor: entremeses. Antes de que los guays e ‘influencers’ de la ciudad, pusieran de moda las cuñas de queso curado como postre, algunos ya lo cenábamos en casa y no nos volvíamos locos criticando y ninguneando a los que pedían una cuajada con miel o un zumo de naranja.

En honor a la verdad les diré que, junto con la tarta San Marcos, sólo me gusta un postre, y es el Soufflé Alaska que el bueno de Antonio mantiene en la carta desde hace más de treinta años, marca de la casa y parte fundamental de la idiosincrasia de Casa Mando. Los entendidos dicen que el soufflé debe servirse inmediatamente porque pasados unos minutos comenzará a desinflarse. Por eso son siempre los comensales los que esperan impacientes el soufflé.

La misma noche de las elecciones, con los resultados aún calientes, mi amigo Martiniano R. tras votar a una de las tres derechas y conocer el escrutinio, me dijo convencido: «El soufflé baja fijo».

Muchas son las opciones y teorías. Periodistas, analistas, politólogos y paracaidistas, que durante esta semana se han dejado ver por los cafés exponiendo sus teorías y los posibles trasvases de votos. Que si la participación ha sido muy alta y eso es difícil de repetir, que si hace buen tiempo y la gente se va a la playa, que si el PP tendrá capacidad de recuperar votos de Vox, o aquella máxima de que siempre que le va bien al PSOE, a la UPL le va mal… y tantas y tantas opciones que ahora todos vemos muy claras, pero que seguramente el día de las elecciones no acertemos ni una.

Como dice ‘la madre en apuros’, estas elecciones municipales son distintas, y la marca personal es una garantía. Aquí, los sentimientos se dejan un poco más de lado, aunque siempre joderán los ‘no colocados’(que los hay en todos los partidos).

Mantendremos la duda estas tres semanas que nos quedan por delante, y mientras unos esperarán ansiosos el mejor soufflé, otros desearán que haya días suficientes para desinflarlo.
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