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El signo de los tiempos

28/09/2015
 Actualizado a 11/09/2019
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En la emisora Onda Cero, al comienzo de este otoño, y antes de las elecciones del 27-9, en una entrevista al presidente del Gobierno Español le preguntan por los independentistas catalanes y él responde: a mi parecer, estos están yendo «contra el sigo de los tiempos». Y este cronista, catalán de adopción y leonés de origen, quédase meditando qué demonios hacer, qué determinación tomar, qué conclusiones sacar, ante semejante contubernio.

No hacer nada es la primera opción, naturalmente. Aunque, siendo de natural inquieto y habiendo, en su juventud, acudido en Cataluña a muchas manifestaciones, al grito de «Libertad, amnistía y estatuto de autonomía» se siente impelido a reivindicar el: Ya tenemos lo que queríamos.

Pero ahora es cuando interviene el signo de los tiempos. ¿Ahora resulta que aquel tiempo no era el verdadero tiempo? Aquel era un tiempo de opresión y todos los oprimidos nos sentíamos solidarios. ¡Ah, la solidaridad! Ya saltó la palabra.

Ese concepto ya no cuenta. ¿Será eso el signo de los tiempos? Y miro alrededor, a Europa, a los territorios que fueron invadidos y sojuzgados por las botas de los nazis y los soviets y con las cuales nos sentimos solidarios por entonces y advierto que los que migran huyendo de la muerte y de la guerra no son bien recibidos porque invaden lo de cada cual, aquello que es suyo por raza o religión o «sentimiento» y se resisten a mostrarse solidarios. No admiten compartir con nadie ni su signo ni su tiempo.

Y este cronista, o continúa siendo un ingenuo, como entonces, cuando practicaba una religión en la que ya no cree, pero cuyos principios (no sus actitudes) respeta, y escuchaba a unos maestros que resultaron ser modernos, no se atreve a apelar a la solidaridad por si acaso resultase hoy palabra huera; y apela a la razón, a las razones de la historia que nos muestra que aquellos que, en situaciones como esta, se comportan como seres racionales, a la corta y a la larga, son los que prosperan y no se quedan a merced de los depredadores y acaparadores de capitales y de conciencias.

La actitud de algunos de los catalanes independentistas, especialmente de los que huyen de la justicia para librarse de pagar por sus fechorías, puede ser muchas cosas, pero insolidaria a todas luces.

Yo que tengo más, lo quiero todo. Hasta el tiempo, el signo del tiempo.
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