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El Sica en un claustro, eso sí es fusión

28/02/2015
 Actualizado a 18/09/2019
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Vuelta al chocolate, la actualidad manda, y el Sica (Salón internacional del chocolate de Astorga) es la comidilla, y nunca mejor dicho, estos días en la capital maragata, y en media región. De todo se habla: de la ubicación, de la calidad de los expositores, de las actividades propuestas. Sin embargo el evento, con independencia del resultado final, ya ha conseguido tener una respuesta mediática muy importante, por lo menos a nivel provincial y autonómico, que no es poco.

Del salón se habla en todos los periódicos, radios y televisiones de la comunidad como un evento único y singular. Algo cierto pero que no por ello deja de tener matices. La campaña de publicidad ha conseguido que la propuesta tenga una solera en los medios que quizás no tiene en la realidad. Y es que cuando uno se acerca a los medios da la impresión de que el salón del chocolate es la Biblia en verso, con perdón. Algo tan espectacular como lo fue en 2007, cuando el presupuesto triplicaba al de este año.

Pero qué quieren que les diga. Creo que la forma y medida que tiene el Sica este año es la adecuada. A lo mejor yo estaba equivocado en mi comentario de hace un par de semanas. Quizás el salón del chocolate de Astorga deba ser lo que es este año. El tiempo lo dirá. Desde luego el punto positivo, en eso no me equivoqué, es el emplazamiento, con todos sus inconvenientes, que alguno tiene. El claustro del seminario es una ubicación casi mágica, sin duda elegante, con clase. Y que mitiga totalmente la frialdad de la carpa. Los stands no son tan grandes ni espectaculares, pero los pasillos, los arcos y las vistas del entorno hacen que el conjunto sea el mejor de cuantos han presentado para este salón.

Enhorabuena para el presidente de la Cámara o para quién se le haya ocurrido la feliz idea. Felicidades al Obispado y a su máximo responsable por abrir este conjunto a la realización de eventos. Dicen que esa es la senda a seguir, abrir dicho espacio a la ciudad. Magnifica decisión (ve usted don Máximo cómo no hay rencor por mi parte). La importancia de ese claustro es tal que si este mismo evento, con sus stands, lo meten en la perceptiva carpa iban a llover muchos palos. Los de un servidor para empezar. Así que la falta de presupuesto lo suplen con el excelso entorno elegido. (¿Verdad que se nota cuando las ideas salen de un empresario y no de un político?).

Inconvenientes, haberlos los hay. A pesar de estar en el centro de la ciudad, al seminario hay que ir expresamente, por la Plaza Mayor se pasa, si o si. Algún visitante restará esta cuestión, no lo duden. Por otra parte los pasillos se muestran demasiado estrechos para el tránsito, teniendo en cuenta que la mitad de los mismos los ocupan los puestos. Solo con la visita de autoridades el jueves se preparó un buen jaleo, apelmazados populares con socialistas y gente del clero; como para meter una batidora ahí. Una solución paliativa podría ser organizar la visita en una sola dirección. Se me ocurre.

Problemas menores que no tapan la espectacularidad del claustro, que se funde como una trufa con el más fino cacao, y que embriaga al visitante desde la entrada.

Quisiera antes de terminar proponer otro pequeño matiz. Durante los últimos días se ha hablado de Astorga y sus chocolateros. Pero si nos fijamos bien tantos maestros del cacao hay de la ciudad maragata como de la zona bañezana. Ilustres como Santocildes, Conrado o Peñín sitúan su origen en La Bañeza y su comarca. Una oportunidad más para aliarse y que el Sica sea asunto de ambas zonas. La presencia del alcalde de La Bañeza daba buena muestra de la notoria presencia de empresarios de la ciudad vecina en este evento. De hecho mi amigo Sergio y la señora Tere, alma de Conrado, han vuelto ha deslumbrar con su propuesta decorativa.

El chocolate fluye e inunda olfatos y paladares, disfruten de esta bendición llegada de América y después no se olviden de quemar esas calorías de más. Este producto y su salón, que como dice la canción: «Nuestro amor es de chocolate, corazón de bombón que late».
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