El Senado de Villaceid

12/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Los números fríos, y esta vez más que nunca, apuntan a que Villaceid puede ser el pueblo más frío de la provincia y tal vez de España.

Mienten. Sólo son números.

Los números fríos miden grados bajo cero, heladas, amaneceres blancos, lechugas quemadas por la noche de friura... puede ser verdad. Pero los números no hacen media con el calor de las gentes que allí quedan, los que regresan y los que lo añoran.

Los números y los grados nada saben de este parlamento de sabios, del Senado que reúne su Cámara Alta en tres sillas de los altozanos de Valdehoy –que si no se escribe de esta manera así se dice y de estos lugares nada sabe ningún corrector de texto– y como nada saben de este Senado nada pueden entender del calor que despiden las reuniones en las tres sillas de los sabios y sabias del lugar, tres vecinos sentados y alguno más de pie, apoyado sobre la vara de ir a buscar el ganado. Si haces la media del frío de los números con el calor de los sabios de las sillas te da una de las mejores temperaturas de la provincia y el país, por más que se hielen las lechugas.

Súmale el calor de los recuerdos. Aquí al lado susurra uno que un día decidieron por él y entre el frío paterno de Villaceid y el frío materno de Redipollos le llevaron a lo que él llama ahora con evidente orgullo «el paraíso redipollejo»;pero mirando al biés se le ponen vidriosos los ojos recordando aquellas infancias en las que no recuerda fríos sino las horas que pasó por ahí sentado y corriendo, escuchando historias, hasta la hora de comer cuando le decían: «Aquí se come lo que haya». Yél reburdiaba, «pues como lo que haiga».
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