El seguimiento de las ayudas

La empresa danesa Vestas es uno más de los muchos ejemplos que ha padecido esta provincia de compañías que llegan con mas subvenciones públicas que inversión en la mayoría de los casos y que nunca llegan a estabilizar realmente el empleo que generan

Cierto la inestable política económica de las renovables ha hecho daño a Vestas, pero hay que auditar las ayudas
28/06/2018
 Actualizado a 14/09/2019
La historia, por repetida, no deja de ser menos sangrante. Lo que ha pasado con Vestas es una buena metáfora, pero desgraciadamente hay demasiado ejemplos en esta provincia. Es una metáfora porque la compañía danesa llegó al polígono industrial de Villadangos y contó con generosas ayudas públicas, fotos de los entonces máximos mandatarios de la Junta de Castilla y León y la Diputación (hoy ambos fallecidos) y la imagen de que las energías renovables iban a ser la solución a la crisis de la minería, la alternativa económica y de desarrollo para esta provincia. Han sido más de 15 millones los que ha recibido la empresa en todo este tiempo, más de 15 millones entre ayudas directas, cesión del suelo y las subvenciones para los diferentes proyectos en los que ha estado inmersa, llegadas desde las principales administraciones. Cierto es que Vestas también ha tenido que soportar la inestable política energética de los inestables gobiernos españoles, entre los que resultó especialmente dañino el ministro Soria, para la minería y también para las renovables. Ahora, la compañía anuncia despidos masivos y puede quedarse con cerca de 200 de los 700 trabajadores que llegó a tener. La burbuja eólica también tendrá su culpa, pero el seguimiento de las ayudas por parte de las administraciones tiene que ser mucho más estricto.
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