03/02/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Soy de la generación en la que el hecho de celebrar como tal tomó carta de naturaleza. Las generaciones que me precedieron fueron más austeras y sobrias en la manifestación de emociones y en el dispendio de gastos, casi siempre superfluos, y quizás por ello supieron dedicar el ánimo festivo a las ocasiones que verdaderamente lo merecían. Yo no lo conocí, pero me han contado que en casa de mi abuelo el día de San Juan, se engalanaba el patio, se bajaban los maceteros del comedor para adornar el portal y se ponían las macetas de flores más hermosas, que era un día de fiesta y como tal se comía, por ser el día del santo de mi abuelo Juan. Yo no lo conocí, pero tengo entendido que antiguamente, el día importante de cada uno en el calendario del año no era el aniversario de la llegada al mundo, sino el día del santo, la onomástica del nombre de bautizo.

En esto de los santos y de los nombres, como en casi todo en este mundo nuestro, también ha habido jerarquías y categorías. Sin duda ha sido un lujo llamarse Juan o Pedro, Santiago o José, Pilar o Inmaculada, nombres con lugar de prestigio en el santoral, incluso tintados de rojo en el calendario. Les siguen nombres raros que, precisamente en virtud de su rareza, gozan de fama, pues llamarse Roque, Silvestre, Fermín o Águeda y siendo probablemente los únicos del pueblo con nombre de fecha conocida, aseguraba un día de gloria a los bien así nombrados. Al mismo nivel se han situado aquellos cuyo nombre coincide con el del santo patrono del lugar: Lorenzo en Huesca o en León Froilán.

Tras de todos estos agraciados, estamos los demás, aquellos cuyos nombres pasan como un día anónimo, con su santo ignorado. Qué día más triste el día de tu santo cuando nadie se acuerda de felicitarte, una pena que pesa en el ánimo, como de nubarrón y aburrimiento de la propia vida. Pero más penoso es aun compartir día con santo de renombre, que te oculta y te hace sentir insignificante. Yo me llamo Óscar y hoy 3 de febrero se celebra mi santo, no sólo san Blas: hoy también es san Óscar. No pierdan un instante y feliciten a todos los Óscar que conozcan, se lo agradecerán.

Y la semana que viene hablaremos de León.
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