05/10/2020
 Actualizado a 05/10/2020
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Los titos de Corniero son duros de cocer; los ‘echas’ en invierno y cuecen ‘pal’ San Miguel». Lo decía la Sra. Paula, en aquel Vidanes aterido ya por estas fechas y con los campos verdes de otoñada en los que los rebaños eran sueños dispersos a lo largo de la orilla del río, y en el monte las uvas, amoratadas por la escarcha, pedían a gritos una mano amiga.

No vamos a equiparar al otoño con la pandemia del Coronavirus, ni con aquellos guisantes montañeses del alto Esla que tanta hambre quitaban a los animales y a las gentes tan sufridas; aunque por la dureza de ambos bien podría recurrir a este símil. Ni con la llamada ‘silver economy’ o economía plateada, en la que nos hemos visto sumergidos. Al San Miguel que ahora retoza hemos venido a parar en todo su esplendor después de tan largo periodo de confinamiento.

Tiempo propicio para las reflexiones y los recuerdos de aquella niñez y aquella juventud cuando, por estas fechas, había que abandonar el paraíso rural y someterse a la tortura de los primeros escarceos con los estudios, cada vez más profundos, en un ambiente en el que los rebaños y las vendimias se iban diluyendo, como se diluyen ahora los odios y los rencores. Escribe Gabriel Albiac, uno de nuestros filósofos vivos preferidos, en el ABC del miércoles que: «Se atiza el fuego del pasado para hacer arder el presente» y, sin duda, se está refiriendo a los titos, digo a los políticos, del gobierno mismo.

Los disparatados criterios sobre la monarquía y tantas otras cosas, que el Presidente del Gobierno y su equipo van aceptando de la parte contratante de Unidas Podemos, comienzan a cocer ahora y, en vez de gobernar, todo se les van salvas de pólvora mojada para alertarnos de que, de la constitución que nos dimos los españoles para superar de una vez los traumas de la guerra y la dictadura, tan solo les interesan los apartados que permiten que un montón de gente, sin la preparación debida, y sin creer verdaderamente en las leyes, se sirven de ellas para acaparar salarios y prebendas en las que jamás soñaran de haber vivido cualquier otro momento que no fuera este de gran desconcierto.

‘Diccionario de adioses’ titula Albiac su reciente libro y lo describe como «la historia de un desengaño con las grandes ideologías». En él nos cuenta la historia de la decepción de nuestra generación y la suya: «Nos dimos cuenta a partir del 68, al menos algunos. Ahí empezamos a entender que todas las grandes promesas…lo que habían generado era muerte, brutalidad, y…un despotismo intolerable».
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