El Sábado de Pasión sonó a cornetas

Ya se van camino de Andalucía pero dejaron una tarde de gloria en León para aquellos que son de esa Semana Santa que suena a cornetas y a tambores y que hace retumbar hasta el alma con toda la solemnidad que en ocasiones no es capaz de transmitir ni el mismísimo silencio.Fue la culpa de la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Victoria, la que este sábado hizo partícipes a los leoneses de su vigésimo quinta Semana Santa graduando el aire que sale por las boquillas de sus instrumentos. Acompañaron en este Sábado de Pasión a la Sacramental y Penitencial Cofradía de Nuestro Señor Padre Jesús Sacramentado y María Santísima de la La Piedad, Amparo de los Leoneses. Lo hicieron desde la plaza de Santo Martino a la que también llegaron en un final mucho menos concurrido pero no por ello menos importante.

Cuatro pasos se hicieron hueco ayer por un centro de León que ya se rinde a la Pasión. Cuatro pasos a dos hombros que preceden a la alegría de la entrada de este Domingo de Ramos en el que se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén. Fue esta la procesión de Jesús de la Esperanza en la que salieron el Padre cautivo ante Anás, María Santísima de la Piedad Amparo de los Leoneses y del Milagro, Nuestro Padre Jesús de la Esperanza y Nuestra Señora de la Esperanza. Junto a ellos también las formaciones musicales de la Cofradía del Cristo del Gran Poder y la agrupación musical del Santo Cristo de la Bienaventuranza.El sonido de este sábado también se debió a la Coral San Isidoriana.

Y ya por la noche, el Cristo de la Bienaventuranza presidiendo el Vía Crucis procesional de la cofradía que recibe el mismo nombre y que evoca a aquellas semanas santas de antaño con el sonido del trío de capilla Legio VII como se hacía allá por el siglo XVII en los cortejos procesionales. Acabó más allá de las once de la noche, en ese momento en el que se entona ‘La Madrugá’ a la llegada a la iglesia de San Claudio desde la que también salió la comitiva. «Madrugadas que sonarán a promesas», entonaron los cofrades que el año pasado se quedaron con las ganas de salir por culpa de la amenaza a lluvia. Esta tradición centenaria y olvidada en muchos lugares de España ha sido recuperada para gloria de la Semana Santa de León. Y también sobrevive en el tiempo el Besapié al Cristo de la Redención en el Monasterio de las Carbajalas, en la plaza del Grano. Allí, en su capilla, esa que volvió un año más a quedarse pequeña, se llevó también a cabo uno de esos actos que recuerdan a la Semana Santa de antaño, la que no pierde ni un ápice de su esencia. En estos días se da la bienvenida a los días de Pasión de León, la misma que recibieron ayer los nuevos hermanos del Santo Sepulcro - Esperanza de Vida. León, «¡que sea enhorabuena».