El resto de los problemas

La situación de Cataluña, que es sin duda la mayor crisis institucional en la reciente historia democrática de este país, no debe paralizar una sociedad que tiene problemas mucho más cercanos, hitos que superar en lo social, en lo económico y en lo cultural

Como todas las crisis de identidad, se superan cuando uno deja de mirarse obsesivamente el ombligo
06/10/2017
 Actualizado a 07/09/2019
La falta del más mínimo sentido común que ha inundado Cataluña a lo largo de los últimos años y especialmente a lo largo de los últimos días no debería extenderse al resto del país. El hecho de que algunos pocos dirigentes políticos, unidos en función de sus delirios ante la desaparición de sus ideologías (¿quién se explica que se hayan embarcado juntos en este delirio los republicanos de izquierdas y la derecha históricamente llorona de Cataluña?) quieran hacernos partícipes de sus complejos, el hecho de que sólo hablen de sí mismos (lo que les ha generado esta grave crisis de identidad que, como todas, se supera dejándose de regodearse en el propio ombligo) no debería, al resto de españoles, hacernos caer en la trampa de olvidarnos del resto de nuestros problemas, del resto de retos de nuestra sociedad, de los muchos hitos que tenemos que ir superando en lo social, lo económico y lo cultural más allá del asunto catalán. Cierto que estamos ante la mayor crisis institucional en la historia democrática de este país, pero esa crisis se agravaría si dejáramos de avanzar en lo que tenemos que avanzar queramos o no, en nuestros problemas más cercanos, que, como el resto de las noticias, como el resto de los juicios, delitos de corrupción, las evidentes pruebas desigualdad social, discriminación racional y el deseado desarrollo cultural, parecen haber quedado sepultados por todos los Junqueras, Puigdemont y demás kamikazes de la política que quieren que todos tengamos miras tan estrechas como las suyas.
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