El reino del oso polar (II)

El oso polar es el mayor carnívoro terrestre del planeta. Puede llegar a pesar mas de 500 kilos de peso y superar los 2,60 metros de longitud

Javier Valladares
11/08/2022
 Actualizado a 11/08/2022
El gran oso blanco se encuentra en la parte superior de la cadena alimenticia, pero depende totalmente del hielo marino para su supervivencia. | Javier Valladares
El gran oso blanco se encuentra en la parte superior de la cadena alimenticia, pero depende totalmente del hielo marino para su supervivencia. | Javier Valladares
El oso polar es uno de los mamíferos carnívoros terrestres más grandes del planeta. El gran oso blanco se encuentra en la parte superior de la cadena alimenticia pero depende totalmente del hielo marino para su supervivencia. El tan reiterado cambio climático, está obligando a los osos a pasar más tiempo en la tierra, y a cambiar su dieta, la cual cada vez más se basa en los renos en lugar de las focas. Esta mayor presencia en tierra provoca más encuentros con los humanos y más situaciones de peligro. Estos encuentros normalmente no acaban bien para los osos, por lo que se están empezando a usar métodos disuasorios que no sean letales para ellos.

De vuelta a mi viaje por Svalbard, pronto me quedó claro que no era fácil avistar un oso polar. Era como buscar una aguja en un pajar. Un oso blanco tumbado en la nieve no es fácil de ver. Lo mismo pasas a unas decenas de metros y no lo ves. Otra cosa es cuando están en movimiento. Y es que los osos polares pasan la mitad del tiempo buscando presas que cazar Los osos polares pueden superar fácilmente los 500 kilos de peso y los 2,60 metros de longitud. Bajo su piel posee una gruesa capa de grasa que lo aísla del frío hielo y de las aguas heladas del ártico. Son grandes nadadores, y pueden recorrer grandes distancias buscando bloques de hielo que flotan a la deriva con focas descansando en ellos a las que capturar.La mejor y casi única manera segura de acercarse a los osos para fotografiarlos es desde el agua en un barco. Durante horas navegamos por los fiordos cercanos a la ciudad, hasta que José David dio la voz de alarma al guía y al capitán del barco: «polar bear, polar bear…». Aún tardaron un buen rato en divisar aquella manchita blanca en el hielo infinito que José David les indicaba. Efectivamente se trataba de un oso polar. Ahora en silencio no quedaba otra que seguirle desde el agua en su larga caminata intentando encontrar un punto en que la profundidad nos permitiera acercarnos más a la costa. Cuando empezamos a tener el oso a distancia de foto, la emoción y el nerviosismo fue difícil de explicar. Y todavía estábamos en nuestro primer día. 

El segundo día de barco la cosa no fue tan
sencilla. Pudimos fotografiar otras especies como focas barbudas, morsas, y un montón de aves, pero ni rastro de ningún oso. Ya de vuelta al puerto localizamos una osa con una cría comiendo un reno pero la distancia apenas nos permitía hacer fotos. Esperamos un par de horas a que terminaran el festín a ver si se acercaban al agua, pero en lugar de eso la osa hizo una cueva en la nieve y se pusieron a dormir plácidamente después del banquete. El resto de los días los osos no quisieron dejarse ver, pero ya habíamos logrado el objetivo del viaje con creces. 
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