El reino del oso polar

Svalbard es un archipiélago que desde 1920 está bajo soberanía noruega y durante cuatro meses en invierno el sol desaparece por completo

Javier Valladares
04/08/2022
 Actualizado a 04/08/2022
Todo tipo de barcos ofrecen salidas en busca sobre todo del ansiado oso polar | Javier Valladares
Todo tipo de barcos ofrecen salidas en busca sobre todo del ansiado oso polar | Javier Valladares
Svalbard ha sido siempre un destino soñado. Ese sueño se hizo realidad no sin mucho esfuerzo, y sobre todo mucha paciencia. A los dos años en lista de espera, hubo que añadir la pandemia provocado por el COVID 19 que hizo que mis planes se pospusieran otros dos años más.
El pasado mes de mayo por fin pude disfrutar de estas duras tierras árticas que me cautivaron y a las que espero volver.

El archipiélago de Svalbard es el lugar septentrional del mundo. Con menos habitantes que osos polares, en invierno la población es casi testimonial, y es que durante cuatro meses la noche polar se adueña de Svalbard, y las condiciones climatológicas hacen el resto. Es a finales de primavera y en verano cuando se produce el fenómeno contrario. Durante mi visita a este lugar el sol estaba en lo alto durante 24 horas. Solo a la una de la mañana parecía haber una especie de atardecer aunque el sol no se pone nunca. Esta circunstancia del sol de media noche fue lo que más me llamo la atención de este archipiélago en el confín del continente europeo. 
En Svalbard la naturaleza es desbordante. Toda su fauna está perfectamente adaptada a los rigores del clima ártico. Otra cosa que me llamó la atención y que tiene toda su lógica es la inexistencia de árboles. Solamente existen musgos, líquenes y todo tipo de plantas vasculares. Sin embargo esta circunstancia no impide que en Svalbard esté el banco mundial de semillas, un gigantesco almacén subterráneo donde se custodian miles de plantas de cultivo de todo el mundo, para salvaguardar la diversidad en caso de catástrofe mundial. La mejor manera de conocer Svalbard es desde el mar. Todo tipo de barcos ofrecen salidas desde un día a cruceros de lujo de dos semanas alrededor de todo el archipiélago, en busca sobre todo del ansiado oso polar. El grupo en el que viajaba teníamos contratadas cuatro salidas de día entero en busca de osos y de otra fauna que habita en el hielo, lo que se conoce como «banquisa». La banquisa está formada por placas de hielo en movimiento y pueden cubrir grandes extensiones. Normalmente no tiene más de 3 o 4 metros de espesor. En la banquisa descansan morsas, focas de todo tipo, aves, etc. Y es precisamente en esos inmensos hielos flotantes donde los osos polares buscan su principal alimento, las focas.

Desde el agua puedes acercarte según el calado de la embarcación bastante al hielo, incluso a veces llegar a tocarlo o a «encallar» en él para poder acceder a tierra firme. Es en esos lugares donde buscamos durante cuatro interminables jornadas al oso polar. Pero eso ya lo contaré en la siguiente entrega.
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