El quiosco del papón: año VI

Como cada año, los hermanos Guillermo y Julito amplían la exposición con nuevas incorporaciones

Julio Cayón
03/04/2022
 Actualizado a 03/04/2022
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Al entrar en el establecimiento, en el número 8 de la calle Fernández Cadórniga, un cofrade de sarga negra, cruz renegrida, tapada la cara por el capillo y con el emblema morado de la centenaria cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno a la altura del corazón recibe a quien accede al singular espacio museístico. Los hermanos Guillermo y Julito, propietarios del ‘quiosco del papón’, han vuelto a la costumbre -que quieren convertir en tradición- de ofrecer una muestra muy particular y personal de la Semana Santa de la capital leonesa. Son ya seis años los que recapitulan el mundo de las cofradías, sus imágenes, sus estampas más destacadas y, naturalmente, el aroma incensado de unas jornadas en las que León se echa a las calle para contemplar sus característicos desfiles procesionales.

Y como también ocurre año tras año, los dos hermanos, con la ayuda de Lucía, su madre, y el recuerdo del padre ausente -aunque siempre imperante en la memoria- ‘Canito’, amplían la exposición con nuevas incorporaciones. En este edición, además, con una pequeña palma de Domingo de Ramos a los pies de la Soledad, en el centro del muestrario, y los colores de la bandera de Ucrania. Un detalle de solidaridad hacia un pueblo arrasado por la guerra y sus, siempre, indeseadas consecuencias.

Tampoco falta la recordación hacia un papón recientemente desaparecido, Alberto Flores, el gran devoto de la Morenica del Mercado, que sin ser vecino de la entrañable barriada lo parecía. Alberto, que llevaba la Semana Santa en la sangre, bebía los vientos de igual manera por ‘su’ Nazareno de Santa Nonia, el Señor de León, y por la centenaria cofradía de Minerva y Vera Cruz, hoy Real. Pues bien, sobre un expositor, anexo al cuerpo central de la muestra, se recibe un tambor, dos baquetas, una bandolera y una almohadilla con la imagen del cáliz coronado, que distingue y representa a la antigua penitencial radicada en la iglesia de San Martín. Es el homenaje póstumo que le brinda el ‘quiosco del papón’ a un personaje –que lo era-tan singular y querido.

Otra de las incorporaciones se centra en la Hermandad de Santa Marta y de la Sagrada Cena, la cuarta agrupación pasional en antigüedad del nomenclátor general de cofradías leonesas. Y qué mejor que un papón con su túnica del blanco marfil y el rojo sangre para ello. Lo mismo que irá ocurriendo, poco a poco, con el resto de congregaciones hasta completar el total de las dieciséis del directorio cofrade. No obstante, se mantiene la simbología de la Última Cena con el añadido, en esta ocasión, de la reproducción miniada del cáliz de doña Urraca, copa que se custodia en la Basílica de San Isidoro.

Y en lo más alto de la exposición, como eje central del doméstico museo, el besapié del Nazareno, que, cada año, tiene lugar en la iglesia que recuerda a la esposa de San Marcelo, Santa Nonia. Al abrigo de dos hermanos cofrades, que le hacen vela con traje de luto, camisa blanca y corbata bruna –tampoco falta el paño purificador en la mano de uno de ellos- se recibe, sobre una peana, la representación del Redentor. Guillermo lleva a Jesús Nazareno cosido al alma y por eso siempre el crucificado tiene un lugar de honor en el conjunto que se exhibe. Y tanto es de esa manera, que nunca faltan los monaguillos de la procesión de Los Pasos, en la mañana de Viernes Santo. Ni la Ronda. Ni la saca de Jueves Santo. Tampoco la Verónica y mucho menos el emblema de ocho huecos y su JHS.

En cualquier caso, la visita al museo se ha convertido en punto de encuentro de muchísimos papones –ya se sabe, tanto los de túnica como los de acera- porque allí se respira un ambiente especial. Distinto. Y siempre huele a incienso, se agite o no el sahumerio en el interior del incensario. Que tampoco falta. Guillermo y Julito, con su esfuerzo personal, ya se encargan de que el ‘quiosco del papón’ se reconvierta durante unas fechas en vivencia y visita obligada durante la Semana Santa. Forma ya parte de la rica Pasión leonesa.
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