El quedabien universal

13/09/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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No parece lo mismo el quedabien que el bienqueda. El primero es el que siempre luce, atrae y te deja bien lo pongas donde lo pongas, lo lleves donde lo lleves.

El bienqueda te da la razón, te encuentra guapo, incluso mucho más delgado que la última vez que te vio, te convence de que los que murmuran sólo es cuestión de envidias viejas, que no soportan tus triunfos... nunca le falta una frase mendaz.

El primero está ahí por méritos propios. El segundo está ahí para convencerte de que te sobran méritos, aunque no se lo crea ni él.

Los niños, los gatos, los mastines, los pavos reales, las reinas y reyes de las fiestas, el vuelo del colibrí, la fiereza de la berrea o un extremo de balonmano volando para lanzar a puerta siempre quedan bien, son quedabienes...

Y los caballos, sobre todo los caballos blancos. En cualquier lugar, en cualquier situación. En el campo cuando se divisa su silueta al amanecer o al ponerse el sol; caminando con los aperos de los pastores trashumantes que caminan; dibujando piruetas en un espectáculo ecuestre; en las imágenes que nos hablan de la Andalucía más tópica; en el recuerdo del caballo de Terry sobre la arena de la playa; olvidados en medio de una nevada sin inmutarse por el frío; en las cabalgatas de Reyes; sufriendo mientras empuja los vagones de la mina...

Por un caballo en la foto... y habrás ganado la batalla de la belleza.
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