El que se pierde en Prioro es porque le da la gana, o porque no sabe leer

Elías Rodríguez ha llenado el pueblo y el monte con más de 100 carteles explicativos

Fulgencio Fernández
08/12/2019
 Actualizado a 08/12/2019
Elías ha tirado incluso de ironía en este cartel que anuncia ‘El valle de los jubilados’; es fácil adivinar quién pasea por esta ruta de Prioro.  |  MAURICIO PEÑA
Elías ha tirado incluso de ironía en este cartel que anuncia ‘El valle de los jubilados’; es fácil adivinar quién pasea por esta ruta de Prioro. | MAURICIO PEÑA
Todo empezó hace más de dos años, en la primavera hará tres, un día que estábamos en la cafetería de Prioro hablando de que las fuentes estaban abandonadas, que mucha gente ya ni sabe cómo se llaman... y di en pensarlo y primero limpié las fuentes, después puse los nombres para que todo el mundo supiera cómo se llaman, y una cosa llevó a la otra».

Así recuerda Elías Rodríguez, de Prioro, cómo empezó a señalizar con carteles hechos por él los rincones más importantes o bellos del pueblo y sus montes y, a día de hoy, «ya son 111 los carteles que he colocado, todos hechos por mí y por amor al arte, se podría decir que porque amo a la sociedad y es bonito que cuando la gente camina sepa dónde está».

Si hoy recorres el pueblo de Prioro y los alrededores siempre sabrás dónde estás, gracias al trabajo de Elías. Caminos, montes, fuentes, pagos, barrios, puertos, majadas... de su puño y letra y su madera. «Siempre me había gustado lo de las cosas manuales, la carpintería, lo que ocurre es que mi ocupación siempre fue el ganado. Fui pastor trashumante a Extremadura, donde había ganado estante y trashumante, después ya me quedé aquí».

- Entonces conocerá bien todos los nombres que ha puesto.
- Pues claro; todos han salido de mi cabeza, en todos he estado, son muchos años, que ya tengo 87, y muchos recuerdos, que en mi cabeza los guardo.

Además de los carteles también ha mostrado una especial dedicación en colocar bancos en cualquier lugar por donde sus paisanos o visitantes puedan caminar. «Había unos en la iglesia de cuando se quemó y pedí permiso para colocarlos; a otros lados llevé, con ayuda por supuesto, postes de la luz y los coloqué en sitios estratégicos en los que yo veía a gente buscando una piedra para sentarse». Y cree que ya hay bancos en los lugares precisos.

Es una gozada hablar con este paisano solidario, de palabras y expresiones antiguas pero muy claras.
- Lo de las fuentes ya nos lo ha dicho, pero ¿cómo se le ocurrió lo de los bancos?
- Porque no es de seres humanos tener a la gente sin lugar donde descansar.

Ahí queda la expresión.Súmela a la de «amo a la sociedad» y comprenderás la forma de entender la vida de este paisano de Prioro, entregado a causas singulares de ayuda a los demás, pastor y ganadero, artesano y orgulloso de su pueblo. «Prioro llegó a tener 200 vecinos, que en habitantes se va casi a los mil. Eso es mucho aquí en la montaña; tal vez, sacante Guardo y Cistierna, fuera el mayor de todo el entorno».

Así lo cuenta cuenta Elías, el mismo que después de hablar sobre el abandono de las fuentes primero las limpió y después las señalizó: «Empecé por la fuente de la Ortiga, que está cerca del nacimiento del Cea, después la de Los Molinos, la Canalina...». Y fueron creciendo nombres de parajes, topónimos realmente bellos y hasta árboles singulares: «Me pareció que merecía la pena ponerle el nombre al Roblón de Valdelarcos, que es tremendo, y queda en dirección al puerto de Mental».

Todo está señalizado, incluso puedes encontrar un cartel que dice simplemente ‘Paso de agua’, «para que la gente vaya prevenida, que te mojas y es muy incómodo caminar, bien lo sé».

Vas viendo carteles, Repenedo, La Mansa, el Valle de San Pelayo, El Amanadero, Paso a las Socabadas o la Boyería del Codijal...

- ¿La Boyería?
- Se pregunta mucho. Es de bueyes, lugar de bueyes, que si fueran bollos sería con elle.

Cierto. Tiene interés Elías Rodríguez en llevarnos a un cartel. Hemos visto de todo tipo pero si él quiere... Al llegar entendimos la broma cuando se colocó debajo del irónico cartel: ‘Valle de los jubilados’. «Es que cuando regresan al pueblo y salen de paseo casi todos lo hacen por este valle... el de los jubilados».

- ¿Siempre los pintas en blanco?
- Ahora sí. Pinté algunos en negro, que quedaban bonitos, pero sufrí una decepción cuando me dijo una vecina que ‘estos carteles no se ven’ y ya los hago todos en blanco. Los pinto al final, que lo hago todo yo, poco a poco, con la gubia...
- ¿Y te merece la pena el esfuerzo?
- Mucho. La gente es muy agradecida y muchos me comentan: «sabemos por dónde vamos gracias a tus carteles» y en otras ocasiones se comenta: «estos carteles existen gracias a Fulano. Y Fulano soy yo».
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