El Profesor

Por Alejandro Cardenal

Alejandro Cardenal
09/12/2021
 Actualizado a 09/12/2021
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Ahora que todo el mundo está pendiente del final de ‘La Casa de Papel’, debo confesar que yo también caí en la trampa. Allá por 2018, cuando la Ponferradina vagaba sin rumbo por Segunda B con un ‘cerebro’ algo trasnochado y celebrando botines de poca monta, me enganché a una serie que prometía mucho al principio y ha acabado peor que Bojan Krkic.

Para los que hayan estado debajo de una piedra los últimos cinco años, el argumento es muy simple, hay un ladrón la hostia de listo al que siempre están a punto de atrapar pero no, y cuya estrategia parece que se va a ir al traste pero tampoco. Sí, su ‘superpoder’ es el engaño y tener preparados medio millar de planes alternativos con nombres chorra para salirse con la suya. Y así durante cinco temporadas.

El guión es repetitivo, pero lo cierto es que saber esconder tus cartas suele ser bastante importante. Y en eso la Deportiva está demostrando ir siempre un paso por delante, como ‘El Profesor’.

La Ponferradina no tiene la segunda mejor plantilla de la categoría. Ni siquiera la tercera o la cuarta. Pero a partir de ahí, poco tiene que envidiar al resto. Así que su mayor éxito es, sin duda, que después de 19 jornadas y con 35 puntos en el bolsillo sus rivales sigan considerando que el temporadón de los bercianos es anecdótico y que su presencia en la zona alta algo temporal.

Por El Toralín han pasado en los últimos años jugadores que llegaron sin hacer mucho ruido y que ahora andan liándola en Vallecas o aguándole la fiesta al Atleti en su propio estadio, así que no es la primera vez que hay mimbres para hacer algo grande, pero esta vez parece diferente.

Y la diferencia puede estar en el banquillo. Nadie es infalible y Bolo tampoco lo es, pero ahora que, después del partido ante el Mirandés, los focos se centran en Yuri y Amir, me parece justo agradecerle la metamorfosis que el club ha experimentado a raíz de su llegada.

Creo sinceramente que Bolo puede conseguir lo que a Barragán y Manolo Díaz se les escapó en por un pelo. Uno dio con la tecla en la grada y el otro dio con ella en el césped, pero ninguno había conseguido aunar ambas. Y el bilbaíno parece haberlo logrado.

Es nuestro profesor y tiene un plan, que Ponferrada y el Bierzo sueñen a lo grande en el año de su centenario.
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