Secundino Llorente

"El problema es confundir la gramática con el machismo"

27/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
La Real Academia Española presentó el primer libro de estilo de la lengua española, en el que reafirma su postura en contra del lenguaje inclusivo. Ya en el primer capítulo dice textualmente: «el masculino, por ser el no marcado, puede abarcar el femenino en ciertos contextos. No hay razón para pensar que el género masculino excluya a las mujeres en tales situaciones». En su afán de velar por la lengua castellana la RAE considera innecesarias las variables que han aparecido en Hispanoamérica para incluir el género masculino y femenino como «Todos y todas», «todes». El uso de la «e» en vez de la «o» para incluir a hombres y mujeres en los plurales es totalmente innecesario. Esto dice la norma.

Por otra parte, pienso yo, el primero que debería dar ejemplo de respeto a las normas de la RAE tendría que ser el Ministerio de Educación y, sin embargo, sus documentos educativos, como el Proyecto de reforma de la LOMCE, están plagados de «alumnos-alumnas, padres-madres, ciudadanos-ciudadanas, niños-niñas, director-directora, etc.».Esto contradice las indicaciones de la RAE.Así se explica que se dé rienda suelta para meter la pata en el uso de la lengua y si esto lo hace hasta la ministra de Igualdad que habla en una comisión de miembros y «miembras» o la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso que defiende el uso del término «portavoza» para dar importancia a la mujer, saltan las alarmas. Pero, ¿qué quieren que yo les diga? Las dos ya son famosas y van a pasar a la historia, no por su cometido como ministra o portavoz sino por sus «miembras y portavozas». Se ha abierto la veda para que un político, un futbolista o una presentadora de televisión, que pasan desapercibidos por su trabajo, se hagan famosos dando una patada a la lengua. A partir de ahora el rector de la universidad ya puede empezar sus palabras de apertura de curso hablando de oyentes y «oyentas» o estudiantes y «estudiantas», o el capitán general del ejército de tierra el día de las fuerzas armadas habla de pilotos y «pilotas», cabos y «cabas», sargentos y «sargentas», tenientes y «tenientas», o soldados y «soldadas». Ambos, rector y capitán general, pasarían a ser célebres por sus barbaridades lingüísticas.

Coincido con el comentario de la exdirectora de la Biblioteca Nacional: «algunos políticos no saben qué hacer para llamar la atención de los medios. Es una técnica desesperante que sólo muestra su incultura. A veces pienso que, antes de llegar al Parlamento, los políticos deberían superar un examen de ingreso, como sucede en tantas otras profesiones. Esta señora debería volver a Primaria para aprender al menos a hablar y a escribir correctamente». Estuvo muy fino también el ministro Méndez de Vigo en su comentario a «portavozas»:«Qué quiere que le diga, vamos a mejorar mucho el sistema educativo en España».

Creo que ya es hora de dejar de hacer chistes de este tema y volver a la seriedad. Hay que seguir las directrices que marca la Real Academia Española que ya ha aclarado que el sustantivo «portavoz» es común en cuanto al género, lo que significa que coinciden su forma de masculino y de femenino. «El género gramatical se evidencia, en esos casos, a través de los determinantes y adjetivos». Es decir, según marca la norma, lo correcto es «el portavoz español» y «la portavoz española».

La RAE es tajante y clara en sus pautas al hablar de repeticiones como padres y madres, profesores y profesoras, alumnos y alumnas. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: «Todos los alumnos han asistido a clase». La mención explícita del femenino sólo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: «La proporción de alumnos y alumnas en las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente».

A lo largo de los últimos años, destacados miembros de la RAE han venido rebatiendo la actual tendencia al desdoblamiento, sin ninguna justificación, de los sustantivos en su forma femenina y masculina. Siempre nos han dicho que el criterio básico de una lengua debe ser la economía, decir lo máximo con el menor esfuerzo posible.

Esta es nuestra opinión y quisiera terminar apoyándome en las sentencias de tres grandes autoridades de la Real Academia Española de la Lengua:

Para Arturo Pérez-Reverte, escritor y miembro de la RAE:«El empleo de circunloquios y sustituciones inadecuadas: «diputados y diputadas electos y electas» en vez de diputados electos, o llevaré «los niños y las niñas» al colegio en vez de llevaré los niños al colegio resulta empobrecedor, artificioso y ridículo».

Para Francisco Rodríguez Adrados de las Reales Academias Española y de la Historia «sustituir los funcionarios por «los funcionarios y las funcionarias», es tonto e inútil, destroza la economía del lenguaje. Es grotesco».

Para del director de la RAE, Darío Villanueva: «El problema es confundir la gramática con el machismo».
Lo más leído