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El PP sigue en cuarentena

11/10/2020
 Actualizado a 11/10/2020
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A últimos de enero, Juan Martínez Majo, presidente del PP de León y ‘embajador’ de la Junta en la provincia (léase delegado territorial), aseguraba que no urgía elegir secretario general de la organización tras la polémica renuncia, en noviembre anterior, de José Miguel González. Y, para vestir el santo –porque no le quedaba a Majo otra explicación más ‘aparente’–, recordaba que la muerte de Isabel Carrasco había dejado al partido sin ese cargo durante siete meses. Ni más, ni menos. Por aquella, cuando lo explicaba el ‘nuncio’ autonómico, sólo habían transcurridos dos. A día de hoy, casi once. Y todo sigue igual. Manga por hombro.

No parece serio –y no lo es– que una fuerza política con aspiraciones de gobierno como es el Partido Popular, ande por casa –que es lo que se refleja en la calle– con bata guateada y sin peinar. Con zapatillas de cuadros y calcetines tobilleros. No, no es la mejor imagen de puertas afuera. Porque otra cosa –que también podría ser y ya se ha dicho– es que la práctica demuestre que el encargo de secretario resulte superfluo para timonear esta descoordinada sucursal de Génova. ¿Sobra con el personal administrativo y la ayuda de algún concejal? Todo apunta a ello. En cualquier caso, el asunto se viene arrastrando en el tiempo porque las posiciones encontradas entre el ‘amo’ Mañueco –el jefe natural de Majo– y quien pretendía dar un pucherazo nombrando a un ‘afecto a la causa’, es decir, Antonio Silván, acarreaba de antemano un ambiente hostil. Y muy difícil de solucionar. Casi imposible. Los ecos de las primarias de 2017, en las que Mañueco arrasó, son una reverberación continua.

Cabe recordar que Silván –de forma misteriosa– había jugado sus cartas para colocar en la secretaría a una persona de su máxima confianza. Pero Valladolid reaccionó ipso facto anulando el pasteleo amasado en Madrid. De todas las maneras poca pólvora debió tener el cartucho disparado por el exalcalde de la capital con el beneplácito de su viejo amigo y ‘protector’, ya que, a la fecha, Génova no ha movido una paja para cobijar el astuto deseo silvanista. ¿Recapacitarían los Egea y demás satélites al darse cuenta de que otra guerra (política y pública) pondría en la picota al propio partido en Castilla y León? Es una hipótesis razonablemente posible.

Para primeros de año se baraja la puesta en escena de un congreso provincial. Ahí estará la clave del futuro próximo del partido. Veremos quién chifla más. El senador y alcalde de Almanza, Javier Santiago Vélez, es uno de los llamados a encabezar la anhelada regeneración. No lo tendrá fácil. Y menos ahora en que se afilan los cuchillos. Pero tiene juventud e ideas y esas serían sus mejores armas. Y avales.
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