El Potro y El Kamikaze presentan su candidatura a ser el Rubo-Rodri del corro

La victoria de tres líderes, Riaño, Adri, y Alvarado, con Rubo como aspirante al puesto de Tomasuco, luce el regreso de la lucha a Matallana de Torío

Fulgencio Fernández
25/08/2022
 Actualizado a 25/08/2022
Fernando Rodríguez se volvió a meter en la final ante David Riaño, pero esta vez el de Cistierna le dio pocas opciones al ‘aspirante’ de Villavente. | SAÚL ARÉN
Fernando Rodríguez se volvió a meter en la final ante David Riaño, pero esta vez el de Cistierna le dio pocas opciones al ‘aspirante’ de Villavente. | SAÚL ARÉN
«¡Qué alegría ver que no se marcha la gente en pesados, como pasó estos años de atrás!». Quien lo decía era Pedro Alvarado, El Kamikaze de Cistierna, lo que no decía por modestia es que buena parte de la culpa la tiene él mismo y el combate que unos minutos antes acababa de firmar frente a otro de los luchadores que más salsa le han echado al cotarro de pesados: Unai, El Potro de Lillo (y antes derrotó a Davizuco). Su combate de semifinales con El Potro es de los que pegan a la gente al asiento y sueltan las manos para aplaudir y los ojos para disfrutar. Había sido otra semifinal a cara de perro, con alternativas, sin tregua. Se adelantó Pedro con una media pero recibió caída y media en unos segundos, haciendo gestos con la cabeza de que le estaba pasando lo que ya sabía que le podía pasar, pero fue a la guerra, que para eso es el kamikaze. Sin embargo, despertó y reaccionó. Primero logró una entera muy trabajada, después de alternativas, y finalmente remató con una de esas caídas que justifican un viaje al corro: Una cadrilada que Unai aguanta, otra cadrilada nada más posar que Unai casi da la vuelta pero le coge el pecho al de Lillo, le sujeta bien y cae encima. Los dos se abrazan. Saben que tienen la culpa de que la gente no se vaya y a los dos les hierve la misma sangre, la de la vieja lucha a cara de perro.

Mientras esperaban los dos el momento de saltar a su semifinal hablaban como dos colegas de cómo lucharle a los casi 130 kilos del otro aspirante al corro: Víctor J. Hernández. No estaban de acuerdo con tratar de que no sacara a su rival... «que te saque, ¿y después, qué?». Curiosamente Pedro le disputó la final a Víctor J. y puso en práctica la teoría —que no siempre lo hace— y dejó a VJ que le sacara, se reventara, y vuelta a empezar. Curiosamente ‘El Canario’ pareció contagiarse del clima creado por sus rivales y no fue el luchador agotado de otras veces, ni mucho menos. Luchó, buscó al rival, aguantó el tirón y tuvo a Pedro casi en el suelo pero se le dio la vuelta a un palmo de la caída, haciendo valer su forma física, su agilidad y su estado de forma. El remate de la final fue un digno final de corro, de poder a poder hasta la victoria de Pedro, VJ queda en el suelo, llama al médico, parece lesionado pero tiene un gesto de viejo luchador, le dice al médico que espere, se levanta y levanta a su final, al que reconoce como campeón. Un emotivoremate que se convierte en un bello final para el regreso de la lucha leonesa a Matallana de Torío en verano, un pueblo que ya acogió sitas para el recuerdo.

Riaño, Matallana y Orzonaga

No son dos pueblos, en este caso. Riaño es un luchador, David, y bueno, el dominador de ligeros. Y Matallana es el pueblo que hoy defendía otro luchador, después de muchos años sin chavales que se pusieran el cinto para defender a este municipio: Era Javier Martínez, que aunque defiende muchas veces la tierra de su padre, La Mata de la Bérbula, no menos aficionada es su madre, de Matallana, y su propia hermana Rebeca, que va a dar días de gloria pero ayer se conformaba con ser la directora del grupo de apoyo de su hermano Javi, que no dejó pasar la tarde en blanco y derrotó a Rubén Cerezal, que no es cualquier cosa; aunque cayera después ante Fer, que se metió en la final.

Alvarado derrotó primero a Davizuco y después a los otros dos ‘aspirantes’:  Unai del Campo y Víctor J. Y también por parte de madre, con sangre materna, piso el corro ayer Jorge Iglesias, otro de los gallos de la categoría, defendiendo raíces en la cercana Orzonaga. Es uno de los aspirantes, pero a ninguno de ellos dio tregua ayer ese chaval que lleva el Riaño no como pueblo sino apellido... y que cada día toca más cerca el título de Liga.

Y si un chaval de la Sobarriba, Fer el de Villavente, no pudo detener el empuje de David Riaño, sí mostró su poderío en medios otro paisano y primo, a su vez: Adri Rodríguez, de Villavente ¡Que pena que sólo hubiera cinco luchadores en este peso y el bueno de Chelín no acabó de disputar el combate por la tercera plaza por lesión. Incluso Samuel, que se metió en la final derrotando al citado Chelín reconocía cuando le preguntaban si ya estaba bien: «No, bien no estoy, pero si espero a recuperarme del todo se me pasa la vida y la Liga».

Una pena pues Adri está muy fuerte y él misma ansía combates de esos de los que siempre hubo en medios, una categoría masacrada este año por las lesiones, desde el líder y campeón, Moisés La Roca, al veterano Diego Arce, que siempre da mucho juego.

Año complejo éste en el apartado de lesiones. Víctor Llamazares decía: «Los médicos me dicen que piense en quedar bien para la vida, no para la lucha».

- Lo tienen claro; remataba con una sonrisa muy suya.
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