13/10/2021
 Actualizado a 13/10/2021
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Si no fuera trágico, podríamos pensar que la deriva del gobierno de Sánchez es un sainete compuesto por él mismo. Y posiblemente, como la vecindad de la corrala, nos preguntaríamos, «de dónde saca, pa (sic) tanto como destaca». Porque, más que gobernar, se ha dado en agradar a los sectores que lo cobijan, pero que más tarde o más temprano, no dudarán en asestarle la puñalada trapera. En el mismo momento en que logren sus pretensiones: separatistas, filoterroristas, antisistemas de Podemos y los que, no valiendo para nada, buscan algún cargo.

Como el presidente cuenta con tanto dinerario –el nuestro– a tenor de sus dispendios, puede mantener a ministros inoperantes o nocivos, chiringuitos, tránsfugas y parásitos. También le compra juguetes bélicos al Reino de Marruecos y, además, asume todo tipo de población de allá. Como en el país de Mr. Marshall, «los recibimos con alegría».

Y del Magreb a la Estepa siberiana, compramos el gas, a precios arbitrarios y desorbitados, según les venga; cuando nos enfrentamos al invierno más crudo. Este año vamos a olvidar a Greta y hasta echaremos de menos el calentamiento global.

Pero el frío, aunque por causas diversas, lo compartiremos con los ingleses –no es un consuelo– si, como amenaza Francia, les corta el suministro de su energía nuclear. Como lo que importamos nosotros aunque podríamos producirla aquí, una vez perdido el carbón. Pero el gobierno la desprecia. Sin embargo, en el caso improbable de que, en el país vecino, se produjera un Chernobil, caería sobre nuestras cabezas sin remisión.

Lamentablemente, lo cierto es que tenemos un gran déficit y esperamos asumirlo con el dinero de Europa, que no es un regalo. Pero esta lluvia de millones, si viene, será con la supervisión de la UE para saber cómo se gasta y hasta que Sánchez tenga unos presupuestos, no lo librará. Ese es el motivo por el que nos vende a los catalanes y vascos. Su consenso, si lo hay, va a suponer que estos separatistas arrancarán la mejor tajada. Ya podemos despedirnos en León de susbsanar carencias y recibir inversiones. Además contamos con la codicia de Valladolid y su Junta.

Hablando de gastos, Sánchez va viendo su descrédito multitudinario y va a gastar una fortuna para ganar votos, sea como sea: las pagas a los que tengan 18 años, que votarán, o no, en los próximos comicios. Aunque, generalmente, se abstienen. «Nosotros pasamos de política» –suelen decir–. A final de cuentas «El que regala bien vende, si el que recibe lo entiende».

Pero los jóvenes de hoy están sobradamente regalados... aprobar sin estudiar, redes sociales, todo tipo de dispositivos, ocupar o vivir de los padres y mucha fiesta y botellón. Dejando las calles con basura, botella, escaparates rotos, pestilencia vomitiva y violencia callejera. Deplorable.

Cualquier manifestación por una causa justa o noble, no reuniría ni la décima parte de concurrentes que el peor botellón. Ese es su grado de compromiso. Y lo que sobran son motivos. El paro –su propio paro– , el empobrecimiento orquestado de las familias, los muertos por el COVID y la pésima gestión y ocultamiento, la incapacidad de resolver las dificultades que afectan al país. Y lo que está por venir.
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