El Pontevedra, un 'oasis' para El Toralín

En las dos últimas temporadas, la Deportiva ya llegó con el agua al cuello y salvó dos 'match ball' ante los gallegos

A. Cardenal
01/03/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Imagen del partido entre Deportiva y Pontevedra del año pasado. | A.C.
Imagen del partido entre Deportiva y Pontevedra del año pasado. | A.C.
La Deportiva recibirá este domingo al Pontevedra, un rival directo por el ‘playoff’, con la obligación de empezar a sumar de tres en tres para que el tren del ascenso no se siga alejando.

Y es que tras un inicio de temporada que devolvió la ilusión a la capital berciana, después del parón navideño los blanquiazules han sufrido un bajón de juego y resultados que les ha llevado de proclamarse campeones de invierno a ocupar la séptima plaza.

En esta tesitura, el duelo ante los gallegos se presenta, al menos desde el apartado anímico, como una ‘final’, un duelo que puede dar comienzo a la resurrección berciana o ser el prólogo de una nueva travesía por el desierto.

 El Pontevedra ya ha sido un ‘oasis’ para los bercianos. El conjunto granate, por tercer año consecutivo, visitará El Toralín en un momento delicado para una Ponferradina que pese a encadenar decepciones en los dos últimas temporadas, no guarda mal recuerdo de las dos últimas visitas de los gallegos a su estadio.

En la 2016/2017, ya a solo siete jornadas para el final y tres derrotas consecutivas, la Deportiva, en el primer partido de Tomé en El Toralín –tras la dimisión de Munitis debutó cayendo goleado ante un Celta B que luchaba por el liderato– mantuvo vivo el sueño de luchar por la cuarta plaza durante unos días gracias a una victoria por la mínima (1-0) que evitó que el equipo entonces dirigido por Luisito dejase sentenciada la cuarta plaza.

El año pasado, con Terrazas en el banquillo berciano, el Pontevedra llegó al Toralín con la oportunidad de acabar con la etapa del vasco en el banquillo blanquiazul.

Un solo triunfo en las diez primeras jornadas habían acabado con el crédito del bilbaíno, pero otra victoria agónica –Pallarés dejó los tres puntos en El Toralín con un tanto de chilena  en el tiempo de descuento– fue un balón de oxígeno tanto para el técnico como para la Ponferradina, que en cualquier caso, siguió coqueteando con el descenso casi todo el curso.
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