El poder de las manos

'Vecinos de bronce’ se fija esta vez en unos convecinos que están hechos de otro material, de hierro forjado y piedra. Si en otras entregas, la sección analizaba esculturas emblemáticas de la provincia de León, hoy se centra en unas obras que aún pocos conocen, porque acaban de ser instaladas.

Se trata de dos composiciones realizadas por el artista de Toreno Arturo Bruzos, inauguradas este domingo 26 de agosto en dos ubicaciones en su pueblo.Se trata de ‘La familia’ y ‘Nunca olvides’,dos homenajes dedicados respectivamente a la familia, por un lado y a los abuelos, en particular, por otro.

Las obras de Arturo Bruzos responde a un proyecto de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Toreno, que quiere ofrecer a sus vecinos y a sus visitantes algún atractivo visual. «Tenemos mucha historia, como el condado que fuimos, pero la realidad es que tenemos muy poco patrimonio material, nos queda La Picota y los restos de la torre del Conde de Toreno», explica Kleme Mancebo, la edil responsable del área de Cultura del Ayuntamiento de Toreno.

Por eso, a raíz de un encargo a este escultor local, para colocar cerca de La Picota o rollo de justicia, una placa explicativa con toque artístico, de lo que significa ese emblema histórico de Toreno ubicado en la plaza desde hace cinco siglos, surgió la posibilidad de crear alguna otra obra actualpara distintas ubicaciones del municipio.

Junto a la residencia de ancianos Las Candelas se ha colocado la creación ‘Nunca olvides’ «un homenaje a esos abuelos que son figuras tan importantes para las familias, aunque el tipo de la vida actual de las familias muchas veces les relega a mucho tiempo de soledad, a vivir apartados de su familias... nosotros queremos destacar que pese a eso, ellos son la experiencia y la referencia». Se trata de una silueta que representa a un anciano con bastón y gesto pensativo donde la posición de las manos, una en el bastón y otro en la frente, ganan protagonismo.

‘La familia’ está situada junto al centro cívico, en la plaza de las viejas escuelas, y representa, en el mismo estilo, a dos adultos y un niño, que aún sin gesto en el rostro, desprenden también con las posiciones de sus manos de hierro, una gran expresividad.

Y es que en muchas de las esculturas de Bruzos, son las manos las que hablan.«Junto con los ojos, las manos son el reflejo del alma, las manos cuentan cosas, hablan de cómo se encuentra una persona», explica el autor.Ha utilizado para las cabezas cantos rodados del río Sil. Su almacén el entorno «y cuando veo una piedra que tiene sentido, la uso. Porque si una piedra es redonda, es que ha dado más vueltas que tu», reflexiona.