Martínez Majo destacó la relevancia de esta exposición dedicada al que fuera discípulo de Daniel Vázquez Díaz, quien daba clase en lo que hoy es la Biblioteca Nacional, y de Benjamín Palencia en la 2ª Escuela de Vallecas, una muestra que podrá ser visitada a lo largo de un mes y a la que seguirá otra dedicada a Luis Feito. Además, el presidente avanzó que dentro del intercambio suscrito con la Diputación de Valladolid se llevará a cabo en el Teatro Zorrilla de la capital pucelana una exposición de jóvenes pintores leoneses. Además, se está trabajando para que los espacios expositivos repartidos por toda la provincia, y que ya están inventariados, puedan servir de plataforma a los artistas locales, "que muchas veces son unos grandes desconocidos dentro de la provincia de León", resaltó el presidente de la Diputación.
El comisario de la exposición,Adolfo AlonsoAres, señaló que Álvaro Delgado fue uno de los últimos exponentes de las llamadas "escuelas imitativas" que continuaban desde Goya con la pintura española tradicional. "Álvaro Delgado se caracteriza sobre todo por su trazo, un trazo casi caligráfico, y por ser uno de los grandes retratistas del siglo pasado. De hecho en el Ayuntamiento de Madrid, en los ministerios y en el Palacio de la Zarzuela los retratos de alcaldes, ministros y de los reyes son suyos", destacó Alonso Ares, para quien y parafraseando a los estudiosos de su obra, "no solo dibujaba el rostro de las personas sino que dibujaba el alma". Entre las personalidades que posaron para él destacan los autores de la Generación del 27 y del 36. "Él los conoció a todos y entabló amistad con Gerardo Diego, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, José Bergamín... Hizo retratos de todos ellos e incluso de Lorca, siendo uno de los primeros que hizo como estudiante de la Escuela de Vallecas", explicó el comisario.Adolfo Alonso Ares glosó la figura de Benjamín Palencia, conocido tanto por sus grandes dotes pictóricas como por el maltrato que dispensaba a sus alumnos en la 2ª Escuela de Vallecas, entre ellos Álvaro Delgado, del que Ares también destacó su participación en las bienales en tiempos de Franco, primero la de Madrid, luego la de La Habana, auspiciada por el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, y por último la de Barcelona, impulsada por los poetas Leopoldo Panero y Luis Rosales. "En todas ellas participó plenamente Álvaro Delgado y además hizo otra cosa muy importante al propiciar la entrada en España de lo que se llamó la ‘escuela no imitativa’, que eran las escuelas que provenían de Francia y del resto de Europa donde aparecieron el grupo El Paso, los grupos del 58 en Valencia, el Dau al Set en Cataluña y todos los demás grupos que hicieron una pintura ya abstracta que se estilaba en el resto de Europa".
El comisario de la exposición póstuma de Álvaro Delgado señaló la procedencia de coleccionistas privados de las algo más de sesenta obras que conforman la muestra que desde ayer puede visitarse en la Sala Provincia. "Es una colección muy importante porque recoge desde una escena de toros fechada en los años sesenta, es decir de un artista en la plenitud de su actividad pictórica, hasta un retrato de la Reina Sofía, con una interpretación muy personal suya, o unos floreros. "Álvaro siempre fue un gran trabajador y una frase suya era ‘que cuando lleguen las musas me pillen trabajando’. Luego tenía una caligrafía espectacular hasta el final de su vida. Los dos últimos años los pasó en una silla de ruedas. Yo le veía frecuentemente e incluso hicimos un libro hace años que se presentó en el Círculo de Bellas Artes», recordó Alonso Ares, que destacó el carácter internacional de un artista cuya obra ha estado expuesta en los grandes museos de los cinco continentes. «Su obra es muy importante porque es lo último que queda de la verdadera raíz de la gran pintura española que viene desde Goya", subrayó el comisario de la muestra.
Adolfo Alonso Ares concluyó su intervención destacando el trabajo de selección llevado a cabo por Luis García, que también se ha encargado de vertebrar una exposición que consta de 64 obras de inspiración taurina, por influencia de Gerardo Diego, de la serie ‘Eros y tánatos’, basada en la obra de Durero, de su vasta ‘cristología’ o sus cuatro pinturas sobre prostitutas.