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El pensar y las alas

19/10/2016
 Actualizado a 07/09/2019
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Que en el pensar no debe de ser oro todo lo que reluce nos lo hace sospechar el antiguo lema de la Universidad de Montpellier –una de las mas antiguas del mundo–, cuando pide para los miembros de la comunidad universitaria que Dios les libre del vicio de pensar.

No deberíamos tampoco engañarnos creyendo que todo en el pensar es placentero. Un indicio de que no debe ser así lo encontramos en este verso del poema ‘Cómo ha de ser tu voz’, de León Felipe, en el que sugiere a su amada que tenga una voz que no haga daño cuando le pregunte ¿qué piensas? Ni siquiera cuando se piensa por placer puede estar uno seguro, más bien al contrario, si hemos de dar confianza a las palabras de Ángela uno de los personajes de la novela ‘San Manuel Bueno, mártir’ cuando advierte que no hay nada bueno en pensar ocioso.

Y tampoco parece que el pensar sea la panacea que cura todos los males y contiene todas las respuestas, pues ya Pascal, gran observador de lo humano y de sus complejidades, descubrió que «el corazón tiene razones que la razón no comprende».

Lo que si parece claro es que pensar se lleva mal con algunos verbos, como por ejemplo, obedecer. Efectivamente, en los ejércitos se les insiste a los soldados que ellos no piensan, que sólo obedecen. De lo que puedo deducir que para tomar decisiones por uno mismo se hace necesario el ejercicio del pensamiento y también que este ejercicio favorece y tonifica aquellos músculos que nos hacen ser más libres.

Me habla mi buen amigo Diego de la película ‘El manantial’, con Gary Cooper, y me la recomienda encarecidamente por ser el tema central de la película la necesidad de pensar. Siendo también el tema central de esta columna, comparto con ustedes el alegato final de su protagonista: «El pájaro tiene sus alas como principal ventaja para su supervivencia. Por eso su madre le enseña a usarlas de pequeño. Las alas del pájaro marcan la diferencia entre su vida o su muerte. Las fieras tienen la fuerza como principal factor de supervivencia, por eso la ejercitan desde pequeños. El principal factor de supervivencia del hombre es la mente, su capacidad de pensar, confiar en sus propias deducciones y convicciones y actuar en consecuencia».

Y la semana que viene, hablaremos de León.
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