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El paripé catalán

16/10/2019
 Actualizado a 16/10/2019
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Ojo, no vayamos a deslizarnos por la vía de Torrente. Mejor nos, quedamos en: ‘El brazo de la ley’. A secas. En esta ocasión, la ley ha caído sobre los sediciosos independentistas. Y el asunto ha tenido gran repercusión en los medios. Tanto por la reacción del irritante Torra como la de los comités de la ‘cosa catalana’. Igual de inquietante fue el supuesto rigor judicial. Y las disensiones con los fiscales del Estado, que no eran meros matices: ¿Sedición o rebelión? Era la cuestión.

Creo que desde su malhadado advenimiento, el presidente Torra, no ha hecho más que menospreciar a los españoles, ofender a los catalanes, e inducir a sus huestes a la violencia y el terror. Se vio con motivo del espurio referéndum –farsa quecostó mucho dinero al Estado– y lo vimos ayer, tras las sentencias que no contentaron a nadie.

Quizá la única persona conforme sea Pedro Sánchez, que se lavó las manos, como Pilatos, cual si la cosa no fuera con él. Es como el episodio, tan leonés, de Beltrán Duguesclín que, asesinando a Pedro –Pedro el Cruel– en ayuda de Enrique II Trastámara, dice: «Ni quito ni pongo rey, sino ayudo a mi señor». A la causa. Negoció con los reos; aseguró que no pactaría con ellos; y ahora les impone a sabiendas –los jueces, claro– unas penas leves y los pies en la calle. Pelillos a la mar.

Hablando de presidiarios, Clint Eastwood, las pasó canutas en la fuga de Alcatraz. Tim Robbins, con mucha fe en la vida, logró fugarse y acabar en una paradisíaca playa mejicana. Steve McQueen tuvo que excavar un túnel para salir del campo de concentración. Pero a la decena de nacionalistas, catalanistas, golpistas, que acaban de ser juzgados, les dieron las llaves de la cárcel, donde han vivido una ‘pesadillita’. Sus compinches les tratarán como mártires, inmolados por Cataluña, con billetes de 200€. Pero su batalla era una causa ganada porque, entre tantas competencias concedidas, está la gestión de las Prisiones de Cataluña otorgada, en 1983, por Felipe González. Con plenas potestades.

Tanta expectación, tanta palabrería, para un final más previsible que el de las películas citadas. Si hubiera que rodar una película, bien pudiera llamarse ‘El Paripé’, ‘Rififí en Puig de les Basses’ o ‘Entre pillos anda el juego’ que también son de risa.
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