El parche impregnado en células madre que repara el corazón

La misma fibra de colágeno utilizada para envolver embutidos se ha convertido en la base de un proyecto biomédico para reparar corazones infartados

L.N.C.
10/11/2019
 Actualizado a 10/11/2019
Fibra de colágeno que se adhiere al corazón para liberar las células madre en las zonas cardiacas dañadas. | VISCOFAN
Fibra de colágeno que se adhiere al corazón para liberar las células madre en las zonas cardiacas dañadas. | VISCOFAN
El mismo colágeno comestible que se utiliza para envolver salchichas, salchichones y otros embutidos podría proporcionar un empujón a la terapia celular. Viscofan, la empresa española líder en la fabricación de envolturas de productos cárnicos, promueve Cardiomesh, un proyecto de ingeniería de tejidos en el que participan el centro de investigación de la Clínica Universitaria de Navarra, el Hospital Gregorio Marañón y el Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres. La colaboración de las cuatro instituciones ha permitido el desarrollo de un fármaco 'vivo', un parche impregnado en células madre obtenidas de la grasa que aspira a convertirse en un tratamiento eficaz contra la insuficiencia cardiaca, informa ABC.

Se puede sobrevivir a un infarto, pero el accidente vascular deja una cicatriz que aún es imposible borrar. El tejido del corazón se muere y conduce a un agotamiento de la bomba cardíaca. Al corazón cada vez le cuesta más bombear la sangre y se produce una insuficiencia cardiaca, una enfermedad que mata más en el mundo que muchos cánceres.

El fallido sueño de la regeneración

Desde hace casi dos décadas se sueña con regenerar corazones infartados con células madre mesenquimales que no generan rechazo inmunológico aunque aún no se ha logrado su despegue. «Se ha probado introduciéndolas con un cateterismo, pero el problema que nos encontramos es que el tejido cardiaco no consigue retener las células inyectadas. Entre dos y cuatro días después del tratamiento, menos del 1 por ciento de las células persisten en el corazón de los enfermos», explica Felipe Prósper, investigador de la Clínica de la Universidad de Navarra que ha participado en el proyecto.

La idea era buscar un vehículo mejor para fijar las células reparadoras y ahí surgió la posibilidad de utilizar los parches. En el CIMA, el centro de investigación de la Clínica de Navarra, se pensó que la membrana de colágeno que desarrollaba Viscofan podría ser un buen soporte. «Empezamos a hacer estudios de compatibilidad en el laboratorio y veíamos que las células madre derivadas de la grasa estaban “contentas” sobre las membranas de colágeno. Después probamos esos parches impregnados en células en corazones de rata y cerdo –el mejor modelo experimental para el infarto- y vimos que desaparecían con mayor lentitud y la elasticidad de la pared cardíaca mejoraba significativamente. No regeneraba la zona, pero sí reparaba el tejido dañado», cuenta Prósper.

Tecnología cien por cien española

El siguiente paso era demostrar su seguridad en pacientes reales. El equipo del cardiólogo Francisco Fernández-Avilés del Hospital Gregorio Marañón de Madrid ya ha implantado esta tecnología cien por cien española en un varón con una insuficiencia cardiaca terminal. Su corazón estaba completamente agotado, sin fuerza para bombear. Superados los 70 años, había sido descartado por edad para el trasplante cardiaco. «No tenía otra opción de tratamiento. El parche le ha dado una oportunidad, aunque aún es pronto para valorar su eficacia. El paciente ha evolucionado de forma favorable. Nuestro objetivo en una primera fase de la experimentación es demostrar que el tratamiento es seguro», recuerda el cardiólogo.

El parche se implantó el pasado mes de julio en el hospital madrileño con una toracotomía, una cirugía que evita romper el esternón para acceder al motor del cuerpo humano. La membrana de colágeno se introduce por el espacio que queda entre las costillas y se fija en la superficie del corazón más dañada sin apenas sutura. A partir de ese momento, el dispositivo empieza a liberar los 50 millones de células que lleva impregnadas para que empiecen a hacer su trabajo.

Conocer la biología del corazón

Si funciona, el tratamiento reforzará la estructura de la pared del corazón y mejorará la función de la bomba cardiaca. «Aunque no se logre la regeneración, podremos inducir la autoreparación del músculo cardiaco. Y lo mejor es que podremos hacerlo con un dispositivo que se puede fabricar a gran escala y tener disponible para cuando sea necesario», pronostica Francisco Fernández-Avilés. El jefe de Cardiología del Marañón lleva desde el año 2000 implicado en la investigación de terapias celulares. Reconoce que en este tiempo no ha logrado superar la fase experimental y saltar a la clínica. «La ventaja es que ahora sabemos mucho más de la biología del corazón», dice.

Tras este primer caso se quiere completar la primera fase del ensayo clínico con 10 pacientes. Los siguientes también se tratarán en el Gregorio Marañón.
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