El paramés para el que piden un Nobel de la Paz

Nicolás Castellanos nació en 1935 en Mansilla del Páramo, donde comenzó a forjar una vida "entregada a la paz y a la justicia" para la que ahora un movimiento social pide este galardón

T.G.
13/05/2021
 Actualizado a 13/05/2021
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Nunca un español ha recibido el galardón del Premio Nobel de la Paz que se otorga desde 1901, a falta de conocer quién lo recibirá el presente año. Pero para 2022 podría ganarlo uno, paramés para más señas y en concreto de Mansilla del Páramo, localidad que vio crecer a Nicolás Castellanos Franco. Una iniciativa recaba apoyos para remitir al Comité Nobel de Noruega los muchos motivos que le hacen merecedor a este leonés de tal reconocimiento internacional. Los motivos que esgrimen pasan por reconocer «su trabajo por la justicia, la libertad y los derechos humanos como el mejor camino para conseguir la paz, así como su admirable y generosa dedicación a esta noble causa desde hace más de 30 años y a su limpísima ejecutoria personal, del todo coherente con el mejor espíritu de los grandes maestros del pacifismo de todos los tiempos y de todos los pueblos». Todo ello lo llevó a cabo primero como sacerdote, después como obispo de Palencia y ahora, desde hace décadas, como misionero en Bolivia.

En la carta de adhesión a esta petición, que pueden remitir a la organización de los Premios Nobel tanto personas físicas como jurídicas, destacan su trayectoria y obra misionera que, aseguran, «encajan en los fines y esencia» del galardón. «Considerando que su labor humanitaria ha cumplido de manera transversal con la mayor parte de los mismos, siendo una oportunidad para que esta solidaridad y valores humanitarios forjados en toda su historia sigan siendo un referente que alumbre desde nuestra memoria a las nuevas generaciones como ejemplo del necesario rigor y compromiso que debe ser consustancial en los seres humanos», sostienen en el escrito que ya ha sido firmado por la Casa de León en Asturias y por la Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, entre otras entidades leoneses que apuestan por Nicolás Castellanos como merecedor del Nobel de la Paz para la próxima convocatorio de 2022.

Del Páramo a obispo de Palencia


Nicolás Castellanos Franco nació en Mansilla del Páramo en 1935. Allí fue donde comenzó a dar sus primeros pasos en el seno de una familia paramesa de labradores donde le inculcaron los valores de religiosidad, sacrificio y esfuerzo que posteriormente han marcado su vida. Fue en Mansilla donde comenzó sus estudios, trasladándose posteriormente a Palencia para proseguir con ellos e iniciarse allí en la vida eclesiástica siendo ordenado sacerdote en 1959. En 1978 fue nombrado obispo de Palencia, un cargo que no modificó su vida sencilla, renunciando a vivir en el Palacio Episcopal. «Fue el obispo de los pobres y también de la paz», exponen en el relato de su trayectoria enfatizando su faceta de estar siempre del lado de los barrios marginales y de aquellos más vulnerables en la sociedad. Durante su episcopado, que duró 13 años, se atrevió a defender la objeción de conciencia durante la guerra del Golfo, con el consiguiente disgusto que su posición generó entre la clase política.

De obispo a misionero en Bolivia


En 1991 el Obispo Castellanos sorprendió a la opinión pública con su renuncia al episcopado y su decisión de marchar como misionero a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), que le fue concedida por Juan Pablo II. Su gesto, poco común en la Iglesia Católica, tuvo una amplia repercusión mediática y social entre gentes de toda ideología y en toda la Iglesia.

Desde 1992 se encuentra de misionero en el barrio marginal del Plan Tres Mil de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), donde puso en marcha el ‘Proyecto Hombres Nuevos’ fomentando la integración y la igualdad con el esfuerzo que desde niño le inculcaron en su pueblo natal del Páramo, los mismos que ahora le hacen merecedor de un Nobel de la Paz.
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