El Palacio, una máquina del tiempo

Contracrónica | León regresó a Europa y con la gran cita lo hizo un incorruptible Kasper que si ya era protagonista en la previa se empeñó en serlo también en la cancha

J. A.
20/11/2016
 Actualizado a 16/09/2019
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19 de noviembre de 2016. Juanín se dispone a lanzar un siete metros durante un partido europeo en el Palacio de losDeportes de León. Enfrente, Kasper Hvidt intentará detenerlo.

Poco importa realmente la fecha que ponga delante de esas dos frases en las últimas dos décadas, porque ambos protagonistas podrían serlo desde entonces y casi hasta el fin de los días.

Ayer el Palacio se convirtió una máquina del tiempo en la que el ademarismo se reencontró con su pasado. Las mejores tardes europeas, aquellas en las que el equipo de una pequeña ciudad que los autobuses de los rivales no encontraban en el mapa cuando aterrizaban en Madrid ponía contra las cuerdas a los mejores equipos del Viejo Continente sábado tras sábado, convirtiendo las vetustas gradas del municipal leonés en el octavo jugador de un equipo temido en bastantes más lugares que los que hay desde Stettin a Trieste, que diría aquel.

El calor del Palacio era el de las grandes citas y allí estaban protagonistas de algunas que muchos de los niños que poblaban el pabellón ni siquiera habían nacido cuando ocurrieron. Ellos dos, Juanín y Kasper, demostraron que en esto del balonmano poco importa la edad si la clase es innata siendo dos de los mejores del partido.

Los protagonistas de algunas de las hazañas de la historia del club estuvieron a pares sobre la pista azul del Palacio Obviamente capítulo aparte merece el danés, que como dirían al otro lado del charco «se robó el show». Protagonista antes, protagonista después, también se empeñó en serlo durante el partido. El Palacio se puso en pie para recibirle y algo más le costó hacerlo para despedirle tras una actuación que le convirtió en una pesadilla para los locales.

Conociéndole daba la impresión de que poco menos que sufría cada vez que tenía que anular un ataque del equipo del que una y otra vez asegura «me hizo jugador». Un viaje al pasado que ocurrió en la propia cabeza del danés, que achacaba su buena actuación a sentir que jugaba «en su piso»:«He visto a Rafa en el otro banquillo y me he acordado de aquel partido que le ganamos por tres goles al Barça y nos acercaba mucho a la liga. Recuerdo que le paré un contraataque y el pabellón empezó a gritar mi nombre. Ese díaSofie, la que por entonces era mi novia y ahora mi mujer no estaba y a mí se me saltaban las lágrimas porque no pudiera vivir eso conmigo. Son ciclos que se acaban pero para mí esto ha sido muy especial».

Un equipo, el que compartió con Juanín, que no se le olvidará a nadie en esta ciudad, como seguramente tampoco lo hará otro más reciente que también contó con un representante en cada uno de los equipos.

Carou por el Ademar y Antonio García en el Kolding ponían sobre la pista a un Ademar que se quedó a un paso de meterse en la Final Four de la Liga de Campeones, un hito jamás logrado antes en el club.

Porque ayer regresó Europa al Palacio, o mejor dicho, el Palacio volvió a Europa y es que si raro es no ver al Real Madrid o al F.C. Barcelona en un sorteo de ‘Champions’, lo mismo debería ser que la bola del Abanca Ademar no esté en un bombo de competición europea. Tocará pelearlo a domicilio, porque si algo ha demostrado precisamente este equipo en Europa (tanto para bien como para mal) es que los imposibles no existen.
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