Secundino Llorente

El orientador educativo

06/02/2020
 Actualizado a 06/02/2020
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Hemos sido testigos de lujo de la aparición del orientador educativo en los institutos. En los años 70 aparece la necesidad de que los alumnos reciban orientación educativa y profesional y se crean en los institutos servicios de orientación que tenían la finalidad de guiar académica y profesionalmente a los alumnos de COU (Curso de Orientación Universitaria) para orientarles en sus estudios universitarios. Habrá que esperar a los años 90 para que aparezcan en los institutos los Departamentos de Orientación, como un departamento más del centro para guiar o informar a los alumnos sobre su futuro académico y profesional: optativas, itinerarios, las modalidades de bachillerato. Además, una nueva tarea como consecuencia de la integración de los alumnos con Necesidades Educativas Especiales en los centros ordinarios. Su llegada a los institutos fue realmente triste y penosa. Les llamábamos los ‘paquistaníes’ (pa-qué-están) porque el resto del claustro no entendía muy bien la función de estos compañeros liberados de clases. Con el tiempo la tarea del orientador ha ido escalando crédito y consideración y, hoy por hoy, su prestigio está en la cima. Su trabajo es fundamental para los alumnos y, desde mi punto de vista, es una de las funciones más importantes en un instituto.

El orientador educativo debe haber estudiado una carrera universitaria de psicología o pedagogía, pero principalmente debe tener una vocación especial. He seguido paso a paso el trabajo del orientador de nuestro centro. Cada día viven varias películas. Los bedeles le llaman por el teléfono interior anunciándole la visita de una familia, generalmente un problema. Tiene que cargarse de aguante, calma y paciencia para solucionar las dudas y dificultades de todos los alumnos del centro a los que conoce perfectamente.

No sé de dónde pueden sacar tiempo para atender a tal cúmulo de tareas. Cada semana se reúnen una hora con los tutores para marcar su trabajo y la línea a seguir y, sobre todo, elaborar el consejo orientador que sobre su futuro académico y profesional ha de formularse para todos los alumnos. Cada año elaboran y organizan los programas de mejora del aprendizaje y del rendimiento. Ayudan al profesorado a desarrollar las adaptaciones curriculares de los alumnos con necesidades educativas especiales. Asesoran a la CCP, Comisión de Coordinación Pedagógica, para elaborar los proyectos curriculares. Planifican las actividades de orientación académica y profesional. El abanico de tareas es interminable, pero me quedo con lo que más me impresionaba. La mayoría de las veces que yo entré al despacho del orientador, él estaba con un alumno, escuchando sus inquietudes y problemas, para dar a cada uno la orientación pertinente.

Orientadores educativos, en sólo veinte años nos habéis acostumbrado muy mal, ya sois imprescindibles en los centros educativos. Hoy es inconcebible un instituto sin orientador. Enhorabuena por vuestro prestigio ganado a pulso. En nombre de toda la comunidad educativa, muchas gracias, orientadores.
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