-Desde luego tú no, arrugada. Angelita los tiene, como gemas azul celeste, pero también los más desdichados.
-Sí. ¿Podrías desvelarme su porvenir?
-Saldrá adelante, es muy fuerte. Descansa un poco, mujer, la existencia se te ha ido en tejer. Te he visto así desde cría, y aún sigues aferrada a las agujas. No avanzaste, ahora ya es tarde…
-Mira quién habla, peñasco vegetal. No me dejaron crecer. Mis afanes aprovecharon sólo a los demás, nunca tuve espíritu. Fui puente por el que cruzaron en tropel.
-Tu muerte en vida, sirvió para prolongar otras.
-¿Prolongarlas hacia dónde? No les arriendo las ganancias.
En ese momento dos cuervos se posaron en las ramas.
-Ya llegaron los correveidiles, pajarracos de mal agüero. Tienen más siglos que tú, carcamal de ramas huecas.
-Déjalos, antigua, que me traen noticias del mundo.
-¿Noticias del mundo? ¿Cuántas novedades piensas que van a contar? No soy ni la décima parte de longeva que tú, y sin embargo sé que nada nuevo hay bajo el sol. El sino del hombre es construir castillos en el aire, siempre con las mismas piedras, siempre con final ruin.
-Exacto, reflejos en espejos rotos. Aunque soy menos necio de lo que crees: supe el día que vendrías, podría decirte el instante en que partirás.
-Bonito adivino. No dejaré este mundo ni un segundo antes de tiempo, y cuando llegue ese momento: ¡bendito sea y al fuego conmigo!, porque desconozco qué pinto aquí. Mis alientos los he dedicado a otros.
-Ya premiarán el sacrificio. Perdurarás en los seres queridos.
-¿El paraíso eterno, frailón? ¡Guapo negocio, no haber vivido! El único festín en que participaré, el de los gusanos. Casi prefiero el fuego, ¡fuego, ceniza, la nada!
-Quizás mañana te cuente algo respecto a eso, ochentona.
-Lindo brujo. Lo que mañana dirás, cabrá en el pequeño hoyo que le encargué al sepulturero. Soy la última, después de mí nadie. ¿Quién vendrá a conversar contigo cada tarde, alimento de lumbre, cuando yo falte? ¿Quién impedirá que te talen? Sabrás de la soledad.
-Llevo solo mil años. Echaré de menos la niña que hay en ti.
-Zalamero paticorto. Adiós.
-Adiós.
Librán, junio de 1985
