El nuevo gobierno

No seas cargante, que aún es pronto. Que hace tan solo dos semanas que Pedro Sánchez tomó posesión como presidente del gobierno, y todavía no nos ha dado tiempo a saber si en esta nueva legislatura va a ser, como auguran unos, algo parecido a un nuevo mesías o, como vaticinan otros, una especie de demonio… Y eso que la cosa está entretenida desde el primer momento, con nombramientos y declaraciones que, lejos de ser del agrado de todos, han generado fuertes polémicas. Qué sorpresa…

Pero el nuevo ejecutivo, eso sí, ha echado ya a andar… con cuatro vicepresidentes y dieciocho ministros más flanqueando a Sánchez en esta nueva andadura. Es, desde luego, un gobierno numeroso –ha habido memes memorables–; y el primero de coalición en España desde la II República. Ahora, que tanto lo uno como lo otro sea positivo, el tiempo lo dirá…

Esta vez, eso sí, PSOE y Unidas Podemos lo han tenido claro desde el primer momento y no han estado mareando la perdiz. El abrazo entre Sánchez e Iglesias apenas un par de días después de las elecciones dejaba bien a las claras, al menos, una cosa: que no volveríamos a ir a las urnas… –que, por una temporadina, ya había sido suficiente– siempre que el líder socialista obtuviera los apoyos necesarios para ser investido presidente, que la cosa pintaba que iba a estar igualada.

Y lo estuvo: 167 votos a favor –algunos nacionalistas–, 165 en contra –algunos nacionalistas–; y 18 abstenciones, todas ellas de diputados nacionalistas –los de ERC-Sobiranistes y los de EH Bildu–, que resultaron fundamentales para la investidura.

Las cuestiones territoriales, parece, van a estar encima de la mesa a lo largo de toda la legislatura. La catalana. La vasca. Y ya veremos hacia dónde camina la cosa… Y, oye, ya puestos, podían también de paso dedicar algún ratín a lo nuestro; a reconfigurar, digo, el mapa autonómico, y que León se constituya en autonomía propia. Apostaría a que hay entre los diputados quien apoye nuestra causa… Mal, desde luego, no nos vendría…