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El Nazareno y nada más

16/09/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Desde ya hace algunos años pertenezco a la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León, en mi opinión, la más importante. La que consigue que cada primavera, y más concretamente cada Viernes Santo, cuando aún no ha amanecido (después de una noche de transistores), que todo León se engalane y luzca como en ningún otro momento del año.

Pero no todo es de color morado, ustedes ya saben, así que fiel a mi estilo y para evitar confusiones (por si alguno de la Caverna anda despistado), les diré que cada vez estoy más convencido de que son necesarias las elecciones para legitimar a una junta de gobierno, que la mujer tiene que entrar con plenos derechos, y que eso de clasificar a los braceros como titulares y suplentes no me termina de convencer.

Dicho lo cual, mañana un buen cofrade, con una trayectoria impecable en el mundo profesional tomará posesión como Abad, en el epicentro de nuestra semana mayor, en el lugar que marca el ritmo de nuestra Pasión, en la iglesia de Santa Nonia.

Hace unos días cuando el futuro Abad me escribió invitándome a tomar un café para charlar de esta locura, me hizo recordar con cierta añoranza, los ensayos de la marcha real durante la semana previa, aquellas celebraciones (siempre con mi padre), en el Luisón, muchos abades, entre los que como en todo, hubo grandísimos señores, y algún que otro pillatigre que todos conocemos.

Morán se enfrenta a un año duro y a un mundo en el que el raciocinio brilla por su ausencia. Chocará con corazones a mil pulsaciones que solo atienden a impulsos, incomprensibles para muchos, provocando que los sentimientos se desaten como jamás lo harían en ningún otro lugar. Porque esto de la Pasión, no se aprende, ni se enseña en academias, no nos engañemos, ni siquiera se hereda, esto se lleva dentro o no se lleva. Esta fiebre no viene de casta, ni siquiera está asegurada su transmisión de generación en generación. Por eso muchas veces florece en las casas donde la Semana Santa son simplemente unos días más de vacaciones.

Desde mañana Juan Carlos, será el comandante en jefe de nuestra Pasión. La responsabilidad será enorme porque todos los ojos estarán puestos en Santa Nonia. Y precisamente por eso quizá es un buen momento para vislumbrar un poco de esperanza, y empezar a girar la llave de esas puertas que tanto tiempo llevan cerradas, para que los que vienen detrás empujen poco a poco y empecemos a pensar que la Cofradía más importante de León está a la altura de las circunstancias, y sobretodo, del siglo XXI.
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