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El Nazareno vuelve a casa

09/09/2015
 Actualizado a 09/09/2019
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Dicen que ya falta poco. Menos mal, porque menuda sensación de vacío… Y eso que encontrar Santa Nonia abierta en verano –a modo de ‘museo’– hace la espera más llevadera: dos pasos completos, enseres, música, incienso… una buena dosis de Semana Santa para los turistas –sí– y una gran oportunidad para rezar siquiera unos minutos a esa imagen que tanto te ‘dice’, y que durante el resto del año, apenas puedes visitar.

Y es que Santa Nonia tiene algo especial que hace que se te acelere el corazón. Allí se encuentran varias imágenes de las cofradías de Angustias y de Jesús, incluida mi Virgen de las Angustias, que son palabras mayores. Pero sin Él, sin el Nazareno, no es lo mismo… Un Nazareno que a finales de abril abandonaba Santa Nonia para chequear su estado y ser intervenido en caso necesario –pensemos que por culpa del paso de los años más que de los reveses climatológicos– y también para hacerle un nuevo cuerpo.

Y durante estos meses ha estado en tierras sevillanas, en manos de Juan Manuel Miñarro, lo que le deja a uno un poco más tranquilo: no tienes más que ver su Jesús de la Humildad, de la hermandad sevillana de los Dolores del Cerro, o su celebérrimo Cristo sindónico, Titular de la Hermandad Universitaria de Córdoba, por poner un par de ejemplos. Un Miñarro, por cierto, cuya relación con León y su Semana Santa –según se oye por ahí– no va a terminar con el Nazareno…

A lo que iba… Tras más de cuatro meses, se acaba un tiempo de digamos, ‘orfandad’ obligada, justo en torno al cambio de abadía en la cofradía de Jesús: Toño Marne –un gran papón– le cede el emblema de los diez huecos a un Alfonso Escapa al que, sin duda, le sobran ganas de hacer cosas… El Nazareno vuelve a casa –parece ser que Miñarro ha hecho un buen trabajo– y este domingo por la mañana podrá verse de nuevo en su camarín. Lástima de un recibimiento, digamos, un poco más especial; al menos una misa de acción de gracias más allá de la habitual de cada domingo –buen día hubiera sido el lunes 14, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, un día tan señalado para la cofradía– o un besapiés extraordinario. La ocasión lo merecía.
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