El mutilado, la casa de lenocinio, Franco y 30 años de cárcel para "la madama"

Gloria Montes era encargada de una casa de lenocinio en León en 1938 a la que acudió un caballero mutilado que la denunció por insultos a Franco. Fue acusada de adhesión a la rebelión y condenada a 30 años de prisión

Fulgencio Fernández
13/03/2022
 Actualizado a 14/03/2022
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Los archivos son para los investigadores una habitual caja de sorpresas; muchas veces van buscando algo y se encuentran con otro expediente que despierta su interés. Le ocurrió, por ejemplo, el estudioso de todos los hechos relacionados con la guerra civil y la represión franquista José Cabañas, autor de numerosos libros y jugosas aportaciones, habitual del llamado Archivo de la Guerra en la ciudad gallega de Ferrol.

Por allí andaba ‘a la caza’ de expedientes cuando cae en su mano uno que no parecía cosa menor pues la sentencia era de treinta años de cárcel para el encausado que, en este caso, era encausada, que suele ser menos habitual. La causa se instruyó en León y la condenada era Gloria Montes Cuesta, de 31 años, soltera y de profesión, según el propio expediente, «encargada de la casa de lenocinio de Aurelia Peña» y domiciliada en la citada casa sita en esta capital (León), en la Calle Don Gutiérrez (sic), número 4.

Los hechos que provocan este expediente  instruido el 26 de enero de 1938, con más de 40 páginas, son los que despertaron la curiosidad del investigador. El denunciante era José Varela Blanco, mutilado de guerra, y la denunciada la citada Gloria Montes. Las versiones aportadas, como parece lógico, difieren bastante, aunque a la vista de la sentencia perece que se hizo más caso a la aportada por el caballero mutilado y denunciante. «Como no podía ser de otra manera», cree Cabañas.

El mutilado argumenta que «con ocasión de encontrarse José en la casa de lenocinio de Aurelia, de la que era encargada la Gloria, le dijo ésta: ¿Dónde tienes el brazo? a lo que contestó el soldado ‘soy mutilado de guerra y he perdido el brazo en esta campaña’  contestándole la Gloria: ¡Qué asco. Di al Generalísimo que te lo ponga!».

Por su parte, la ‘encargada’ Gloria Montes aporta otra versión. Dice ella que «el 25 de enero de 1938 se presentó en la casa de la cual es encargada el mutilado de guerra, al que preguntó que dónde tenía el otro brazo; contestándole el soldado que lo había perdido en la guerra. Y al ir a mirarlo y cerciorarse de si era cierto que le faltaba el brazo dijo ésta al mutilado que se apartara que la ponía muy nerviosa. Que seguidamente la encargada le dijo que si le pondrían un brazo de goma, contestando afirmativamente el herido, y la Gloria le repuso: «Claro, te lo pondrá el Generalísimo», añadiendo que ni ahora ni nunca ha pronunciado palabra ofensiva contra nuestro Generalísimo Franco, ni ha despreciado al mutilado referido».

Lo que ocurre en el largo proceso de este II Año Triunfal (así se refieren siempre a 1938) es que van acumulando más documentación y hay varios folios que recogen los antecedentes de la citada Gloria Montes, que le complican mucho la ya muy complicada situación ante la declaración y acusación del caballero mutilado. Así en un resumen de sus antecedentes podemos leer:

- El 21 de enero de 1933 fue denunciada al Juzgado Municipal por lesiones leves.
- El 10 de julio otra denuncia similar. El 2 de noviembre fue denunciada por escándalo y desobediencia.
- El 3 de septiembre de 1934 por insultos y amenazas a Guardias de Asalto. El 2 de diciembre por estar implicada en el hurto de tres gabanes.
- El 16 de abril de 1937 fue denunciada por escándalo.
- El 16 de abril de 1937 fue denunciada y multada con 75 pesetas por insultos a la Falange...

Y alguno más. No parece nada extraño para la época y el oficio de encargada de una casa de lenocinio, pero le complicó aún más a  Gloria Montes el futuro ante la acusación de insultos el Generalísimo Franco.

Gloria fue acusada por el Tribunal de "adhesión a la rebelión sin circunstancias modificativas", por lo que fue condenada a una pena de "30 años de reclusión perpetua"El resumen del largo y puntilloso expediente fue que Gloria Montes fue acusada de lo peor que te podían achacar en aquellas fechas: «Adhesión a la rebelión sin circunstancias modificativas», lo que acarreaba para esta mujer, que firmaba con su huella pues no sabía escribir, una pena de «treinta años de reclusión perpetua».

Casi nada.

Aunque, la verdad, el final no fue tan poco feliz como se podía temer y en uno de los últimos escritos del farragoso proceso judicial 135/38 (causa número 493. Propuesta 1197 de examen de penas) podemos leer: «En el día de hoy (15 de agosto de 1941) y en cumplimiento de la orden telegráfica de la Ilma. Dirección Gral. de Prisiones ha salido en libertad condicional con destierro la penada Gloria Montes Cuesta, que fijará su residencia en Oviedo. ¿Qué ocurrió para reducir tanto la pena? No dice nada.
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