El Museo Etnográfico

Los leoneses somos quienes somos gracias a la labor de generaciones y generaciones de antepasados que, de padres a hijos, se han ido transmitiendo cuanto sabían, desde la forma de gobernarse hasta la manera de construir las casas o cómo llevar a cabo las labores del campo. Y eso es lo que, a lo largo de la historia, ha ido definiendo nuestra cultura, nuestra idiosincrasia; esa que tenemos la obligación de legar a los leoneses del mañana.

Y, no sé a ti, pero a mí me da la impresión de que cada vez conocemos menos nuestro propio pasado, no sé si ‘engullidos’ en parte –y aunque pueda sonar a tópico– por la tan manida globalización, o si es por desinterés. O por desidia. En todo caso, no hace falta que te diga lo importante que es echar de vez en cuando la vista atrás…

Y mira, precisamente se cumplían ayer diez años de la inauguración del Museo Etnográfico Provincial de León en el antiguo convento de San Agustín de Mansilla de las Mulas; una construcción de alrededor de 5000 metros cuadrados divididos en tres plantas –cuatro si se incluye el sótano– que dan buena cuenta de nuestra identidad en muy diversos ámbitos; hogar, agricultura y ganadería, arquitectura, indumentaria, religiosidad…

Allí se custodia una importante colección de más de 8.000 piezas, a la que hay que añadir su nada desdeñable biblioteca; un buen lugar al que acudir para saber un poco más de nosotros mismos.

Y, por si fuera poco, a su exposición permanente, formada por unos 1.200 objetos, se suman exposiciones temporales –hoy se inaugura ‘La Sierra de Atapuerca: un millón de años de historia’– y otras iniciativas complementarias: charlas, talleres… que completan su oferta cultural. Para pasarse de vez en cuando, vamos…

El museo, como tal, existe desde mucho antes –ubicado, si recuerdas, en el Edificio Fierro de la capital–; pero, claro… ahora la cosa es bien distinta. Es cierto que la inversión fue importante –más de cinco millones de euros– pero, oye, no se puede negar que ha sido todo un acierto.