El museo de Riaño

Se cumplen quince años desde que el Ayuntamiento de Riaño tuvo la idea de recopilar objetos propios de sus gentes, de sus costumbres, de su cultura; y poder mostrarlos tanto a sus paisanos como a los turistas. Nacía así, a primeros de julio de 2004, el Museo Etnográfico de la Montaña de Riaño que celebra, pues, por estos días, su décimo quinto aniversario.

Empuje municipal inicial al margen, son los vecinos los que hacen suya la iniciativa e impulsan definitivamente el museo –mucho ha tenido que ver en ello la asociación cultural Montaña de Vadinia y, en especial, Antonio González Matorra y Pedro Luis González Manuel–, incluyendo novedades constantemente. De hecho, el edificio en el que se encuentra –aledaño a la iglesia parroquial– se está quedando pequeño y están pensando cómo pueden ampliarlo, porque ideas, desde luego, no faltan… Son también las gentes de Riaño y de los alrededores las que han donado las piezas que alberga; y voluntarios del pueblo quienes se encargan de su apertura.

Si tienes ocasión, acércate por allí; además de que siempre es un buen plan visitar la zona, el museo es realmente interesante. Allí se sintetiza, de alguna manera, la forma de vida en esta tierra: agricultura y ganadería, escuela, oficios, tradiciones… Ya me dirás qué te parece…

A mí me llamó especialmente la atención, además de la zona arqueológica –centrada en los vadinienses, asentados en este territorio antes de la llegada de Roma–, lo relativo al Antruido –la tradicional mascarada de invierno–, la sala sobre la mitología leonesa –xana, trasgu, reñubeiru, cuélebre…– la colección de los Reyes de León –Urraca te recibirá sentada en su trono– y la muestra de fotografías de lo que era la Montaña de Riaño antes de que, en 1987, el embalse la cambiara para siempre.

Porque el mayor valor del museo es, precisamente, que allí se puede percibir el ‘alma’ de Riaño, y te permite hacerte una idea lo que siempre fue. De lo que –ni que decir tiene–, aunque de otra forma, es.